Madrid / Oviedo,

Agencias / L. G.

Madrid

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, trató de presentar ayer el acuerdo con los demás socios del euro para el rescate de la banca española (con hasta 100.000 millones de euros de préstamo) como un hito de su gestión que desbrozará los gravísimos problemas del sector financiero sin suponer más sacrificios para los ciudadanos. Y afirmó que la actuación del Ejecutivo ante Bruselas y las políticas desplegadas desde que en diciembre llegó a la Moncloa han evitado que España esté verdaderamente intervenida como lo están Grecia, Irlanda y Portugal. «Si no se hubieran hecho los deberes en los últimos cinco meses, lo que se habría planteado ayer (por el sábado), en lugar de la ayuda a la banca, sería la intervención del Reino de España», afirmó Rajoy.

El Presidente delegó el sábado en el ministro de Economía, Luis de Guindos, las explicaciones sobre el auxilio europeo a España, un gesto con el que cosechó reproches desde los ámbitos político, sindical y periodístico. Trató de remediar ayer esa omisión. Al mediodía, dos horas antes de volar hacia Polonia para asistir al debut de la selección española de fútbol en la Eurocopa, Rajoy compareció en la Moncloa para dirigirse a los españoles y, como De Guindos el sábado, evitó hablar de rescate. Durante los veinte minutos que duró su intervención (incluidas las respuestas a los periodistas), Rajoy no utilizó en ningún momento la palabra «rescate» ni para negarlo. Lo que España solicitó el sábado con la anuencia de sus socios europeos es «la apertura de una línea de crédito para la banca». «No quiero entrar en debates nominalistas», explicó el Presidente. La consigna dentro del Gobierno y del PP es transmitir que España no ha sido rescatada, sino que ha obtenido el respaldo de Europa tras haber «ganado la credibilidad» durante cinco meses de ajustes y reformas.

«Ayer (por el sábado) ganó la credibilidad del proyecto europeo, ganó el futuro del euro, y la posibilidad de que pronto en España se puedan recuperar los niveles de crédito necesarios para la inversión y el empleo», declaró Rajoy. «Creo que hemos dado un paso decisivo; no ha sido fácil, pero Europa ha estado a la altura de las circunstancias», añadió.

¿Con qué coste para los ciudadanos? El Presidente insistió en que la asistencia europea -préstamos que irán a parar a la banca para su recapitalización, pero de los que responderá el Estado en última instancia- no conlleva «condicionalidad macroeconómica». Esto es, no implica, al contrario que en Grecia, Irlanda o Portugal, la obligación de hacer más recortes y ajustes (políticas de austeridad, subidas de impuestos...). No obstante, el Eurogrupo ha señalado que extremará la vigilancia sobre las obligaciones españolas de reducción del déficit y reparación de los desequilibrios macroeconómicos.

Durante las últimas semanas, el Gobierno se movió en el terreno de las contradicciones y la ambigüedad en torno a la posibilidad de solicitar apoyo europeo para la banca. Incluso el propio Rajoy llegó a afirmar: «No va a haber ningún rescate de la banca española». Y desde países como Alemania y desde las instituciones internacionales arreciaron los mensajes de presión sobre el Gobierno para que diera el paso de solicitar la ayuda. El presidente Rajoy dio ayer una versión radicalmente distinta: «A mí nadie me ha presionado, el que ha presionado he sido yo porque quería una línea de crédito», respondió el Presidente. Y consideró lógico que se negara hasta el sábado mismo la existencia del rescate: «Las negociaciones no se pueden televisar».

«Si no hubiéramos hecho los deberes en estos cinco meses, lo que se habría planteado sería la intervención del Reino de España»

El presidente Rajoy compareció en rueda de prensa dos horas antes de partir hacia Polonia para asistir al partido España-Italia de la Eurocopa, un viaje que le ha reportado críticas ante la gravedad del momento económico. Rajoy se defendió: «Me voy a Polonia porque la selección se lo merece y porque la situación está resuelta». Rajoy añadió que recibiría críticas en cualquier caso: «Si no voy, porque no voy; y si voy, porque voy». Y dijo lamentar que no podría ver, «desde casa», el partido de tenis de Nadal.