Septiembre cerró como uno de los peores meses para el negocio de la automoción en España, tras la subida del IVA del 18% al 21%, muchos consumidores habían anticipado sus compras de vehículos en los meses anteriores, mientras otros, aplazaron su compra para un futuro más o menos lejano, dando como resultado una espectacular caída de las ventas. Y lo que es peor, si este efecto se traslada principalmente a los concesionarios, la caída en las exportaciones ha hecho que cunda el pánico también en la industria, que ya lleva años de ajustes en plantilla y producción, y sobrevivía especialmente por la venta de vehículos en otros países.

Para incentivar la demanda interna, el Gobierno anunció a finales de septiembre el lanzamiento de un nuevo paquete de ayudas, el Plan PIVE, que subvenciona la compra de un nuevo vehículo que cueste menos de 25.000 euros (antes de impuestos) entregando 2.000 euros con un plazo de compra de hasta el 31 de marzo de 2013, o si se alcanzan 75.000 unidades. Eso sí, siempre que se cumplan una serie de requisitos, que son unas limitaciones para el consumidor.

En primer lugar, solo se puede aplicar en la compra de vehículos nuevos o de hasta un año de antigüedad, coches que tienen que pertenecer al grupo de los turismos o el VI ligeros (furgonetas más pequeñas), es decir dejan fuera a prácticamente todos los vehículos comerciales un segmento que en el mes de septiembre había caído su matriculación un 38%. Y eso, que además de los particulares se incluye en este plan (al menos sobre el papel) todos los autónomos dados de alta en el IAE y las PYME que no tengan más de 250 trabajadores y no facturen más de 50 millones.

En segundo lugar, hay que entregar a cambio un automóvil con 12 años de antigüedad en el caso de los turismos o de 10 en el caso de un VI ligero. Estas limitaciones para muchos parecen demasiado largas y a veces puede tener el efecto contrario, si nos encontramos cerca del límite, podemos reconsiderar la compra en espera de que el plan se prolongue en el tiempo estas ayudas o salgan programas nuevos. Es más, hasta ahora muchos concesionarios con independencia de la antigüedad tenían un precio mínimo por entrega del vehículo superior a estas ayudas, por lo que es importante para el consumidor comparar y ver que este plan se acumula (al menos parcialmente) a descuentos anteriores. Si con el plan PIVE, perdemos en otras ayudas, o el vehículo supera estos 2.000 euros de valor, no nos interesará acogernos.

Cuidado con Hacienda

Pero lo que es aun más importante, igual que paso con el último paquete de ayudas (Plan 2000E), después de recibir estas ayudas, hay que pasar por Hacienda. Las ayudas del Plan PIVE tienen dos tramos, por un lado 1.000 euros de descuento que aplicará el concesionario, mientras 1.000 euros los aportará el gobierno, siendo estos los que hay que reflejar en nuestra próxima declaración de la renta. Por ejemplo, si nos acogemos al plan entre octubre a diciembre, en la declaración de la renta que realizaremos entre mayo y junio del próximo año, ya que estas ayudas son consideradas como una ganancia patrimonial.

¿Cuánto nos va a costar?

Estas ganancias tributarán a nuestro tipo marginal, es decir del resto de nuestros ingresos y puede llegar hasta el 47%, aunque la media se sitúa por debajo, volviendo al PLAN 2000E, costó a la mayoría de los contribuyentes que se acogieran a esta ayuda entre 200 y 300 euros.

En definitiva, nos encontramos con unas ayudas, que aunque en apariencia positivas para el consumidor, este debe analizar muy bien con anterioridad sus beneficios, que lo que reciba no sea inferior al valor de su vehículo, que no pierda otros beneficios que le pueda dar el concesionario es decir que se acumule a otros descuentos y que no se olvide que el siguiente año tiene que pagar una parte de esta ayuda en su declaración de la renta.

Así lo anunció Soraya Sáenz de Santamaría:

Antonio Gallardo, iAhorro.com, iAhorro.comComparador de Bancos y seguros