Oviedo,

Marián MARTÍNEZ

La cúpula de Arcelor-Mittal en Europa comunicó ayer al comité de empresa europeo que sus previsiones para el último trimestre de este año son malas, pero que 2013 aún será peor que el ejercicio que termina. La demanda ya cae de manera notable también en el norte del continente y la crisis afecta a todos los productos. Por eso, la compañía advirtió de que puede haber nuevos cierres, aunque no concretó más. Lo que sí confirmó es que el horno alto B de Gijón, recién remodelado, seguirá parado «sine die», y tampoco arrancará otro en Dunkerque, que también se paró para repararlo. El grupo siderúrgico tiene así cinco hornos cerrados y siete parados de los 28 que tiene diseminados por el Viejo Continente. Con este panorama, las inversiones continuarán paralizadas.

Los sindicatos de Arcelor-Mittal en Europa acudieron a Luxemburgo sabiendo que las noticias que iba a trasladar la compañía no serían buenas, teniendo en cuenta los últimos cierres de los dos hornos altos de Florange. Pero no se imaginaban que lo que oirían sería tan «terrible».

En la reunión estaba la dirección europea de las divisiones de Planos, de Largos y la de Recursos Humanos. Cada una de ellas expuso la situación de su departamento, pero la conclusión fue común: «La situación de Europa es muy mala porque ya no sólo está mal el sur del continente, sino también el Norte, donde está cayendo la demanda», explicó Alberto Villalta, miembro del comité general de Arcelor-Mittal. «Todos sabíamos que lo que nos iban a plantear iba a ser malo, pero no tanto», añadió.

El hecho de que se mantenga parado un horno alto en Dunkerque, igual que el de Veriña, es significativo. Y es que esa planta es uno de los referentes de la multinacional, con una capacidad de producción de siete millones de toneladas al año. Desde ella se suministra la bobina a las instalaciones acabadoras de Florange (Francia) y Lieja (Bélgica), después de que éstas perdieran sus propios hornos.

Al problema del desplome de la demanda de productos siderúrgicos se suma también la caída del precio del mineral, una rama del negocio -la minera- por la que Lakshmi Mittal, mayor accionista y presidente del grupo siderúrgico, apostó con grandes inversiones y que hasta ahora estaba sustentando los ingresos en la caja de la multinacional.

Y todo ello en un entorno de la dura competencia que suponen, con precios bajos, los productos de fabricantes chinos, turcos, coreanos, indios y, en breve, rusos.

Villalta explicó que la situación en España va a ser «tremendamente difícil» en 2013, con unos Presupuestos sin inversiones y muy restrictivos. «En la compañía se considera que el plan de ayuda para la compra del automóvil está muy bien, pero que no será suficiente, porque el mercado no sólo se resiente en España, sino en toda Europa», afirmó.

Las direcciones de cada división industrial presentaron un plan de trabajo para los próximos meses que, en líneas generales, confluyen y coinciden con lo que la compañía está planteando ya en España: reducir las subcontrataciones un 50%, variabilizar los costes, reducir el stock, paralizar las inversiones y una dura política comercial para recuperar y ganar clientes.