Consejero de Economía y Empleo del Principado de Asturias

Oviedo, Marián MARTÍNEZ

Graciano Torre (Carrocera, San Martín del Rey Aurelio, 1951) volvió al frente de la Consejería de Economía y Empleo de la mano de Javier Fernández, presidente del Principado, y para alivio de los empresarios, quienes aseguran que es un consejero «que sabe de qué habla y se mueve». En el año 2009 las listas del paro alcanzaban cifras similares a las del final de la reconversión industrial. Decía entonces que si se perdían 100.000 empleos sería «el colapso de la economía asturiana». Ahora la región suma 106.000 parados y subiendo, la multinacional japonesa Suzuki acaba de anunciar el cierre de la planta de Gijón, el futuro de la siderurgia parece estar en el alero y la pequeña y mediana industria se siente asfixiada. Y todo ello a las puertas de una huelga general. «El Gobierno gobierna siempre» es la manera de decir que cada uno estará en su puesto, pero Graciano Torre insiste en que hay que exigir un cambio de políticas.

-¿Está colapsada la economía asturiana?

-Ni más ni menos que en el conjunto de España.

-Usted había dicho que si se llegaba a los 100.000 parados sería porque la economía estaría colapsada y que eso no podía ocurrir...

-Es cierto, lo dije. Pero no esperaba, ni por lo más remoto, que pudiera ocurrir. Como tampoco esperaba que en los diez meses de oxigenación que pasé volviendo al instituto la situación se hubiera deteriorado de manera tan brutal. Desde julio de 2011 hasta junio de 2012 ha sido terrible, tanto en el aspecto industrial como de mercado.

-¿Usted ve o quiere ver la luz al final del túnel? ¿Algún brote verde?

-Es cierto que hay algunos datos que parecen positivos. Hay una industria que ya estaba asentada y las exportaciones están en una situación sostenible e incluso de crecimiento. Y ahí esta el sector relacionado con la tecnología de la comunicación y la información (TIC), que está aguantando e incluso creando empleo. Los que más dificultades van a tener son los pequeños empresarios, que estaban concentrados en mercados muy locales. Probablemente a algunos todavía se los lleve la riada.

-¿Hasta cuándo va a seguir subiendo el paro?

-Seguirá creciendo por lo menos hasta marzo, porque en época de bonanza desde octubre hasta marzo siempre sube.

-¿Y qué cifra de parados cree que va a alcanzar Asturias?

(Sacude la cabeza y se muerde el labio inferior) -Si me lo permite, no voy a dar cifras; esta vez no. No me atrevo a poner límite.

-Se está extendiendo la idea de que hay que marchar de Asturias.

-Eso es tremendamente peligroso, y se empieza a atisbar incluso un intento de reclusión, como ocurrió al acabar el Imperio romano, cuando se fueron formando comunidades y luego surgieron los feudos...

-Pero es que la gente busca empleo y no lo encuentra, al contrario...

-Es que el empleo no se va a crear si no crece la actividad económica y para eso lo que haga Asturias será muy bueno, pero el problema es que depende de España y es España la que tiene que cambiar las políticas. Más allá del drama que supone el paro, que es lo peor, también es muy peligroso y malo reducir los salarios, porque se lastra el consumo y esto induce a más paro, especialmente en el sector servicios. Y esto es una rueda. Si nos limitamos a ahorrar y a echar a todo el mundo a la calle y a bajar salarios, será muy difícil cambiar el ciclo.

-Dice usted que la industria asturiana está asentada, pero Suzuki acaba de anunciar el cierre, Arcelor...

-La industria asturiana atraviesa un espacio temporal que se vuelve a llevar por delante los restos que quedaban de la reconversión. Suzuki ha tomado una decisión que responde sólo a que quiere ganar más dinero, porque el grupo, en su conjunto, tiene beneficios. Ese cierre no responde tanto a una falta de competitividad como a una estrategia global, y así se desprende de sus movimientos. Mire lo que ha hecho en Estados Unidos. Además, hay una estrategia común de concentrar la fabricación de motocicletas japonesas en el sudeste asiático, en países totalmente desregularizados en los que los beneficios que obtienen son brutales porque no hay ningún control de las condiciones sociolaborales, ni medioambientales...

-¿Y el caso de Arcelor?

-Se trata de una negociación de condiciones sociolaborales en el que se está jugando por las dos partes. Hay que ser más serios y más rigurosos. Mantengo la misma posición que desde el principio y exijo a la empresa y a los sindicatos que se dejen de marear y que trabajen para alcanzar un acuerdo. Asturias lo necesita.

-¿Qué quiere decir con que están jugando?

-Hace unos días los medios de comunicación publicaron que hay un acercamiento, que hay posibilidades, y nadie salió a desmentirlo, luego la situación estaba encauzada. Y de repente, el lunes, hay tanta distancia que la empresa se levanta de la mesa y dice que vuelve al «descuelgue» del convenio. Esto no es serio, hay que ser más rigurosos.

-¿Y usted, como consejero del ramo, como Gobierno, qué está haciendo?

-Estoy pendiente de tener una entrevista al máximo nivel y seguiremos exigiendo el mismo compromiso que ya le exigí a Lakshmi Mittal -máximo accionista y presidente de la compañía- cuando lanzó la opa para quedarse con Arcelor: Asturias no es una fábrica de hacer dinero, sino un territorio en el que viven personas, que en momentos de dificultades apoya a la empresa y que ahora es Mittal el que tiene que cumplir los compromisos que adquirió con nosotros.

-¿Quién es el máximo nivel?

-(Se ríe) Eso ya no lo voy a decir.

-¿Le va a exigir que arranque el horno alto que está parado?

-Si se soluciona el problema, todo indica a que debería arrancar, porque los indicadores de demanda de chapa apuntan a que con la inversión prevista por la industria del automóvil empezarán a crecer los pedidos. Pero, insisto, lo importante es que ambas partes pongan de su parte, negocien y lleguen a un acuerdo por el bien de esta región.

-De todos modos, la industria asturiana es mucho más que Arcelor y Suzuki.

-Sin duda. En términos de multinacionales, si se resuelve bien lo de la tarifa eléctrica, espero que las otras compañías no tengan más problemas, y hay muchas empresas que están encontrando en la exportación una salida clave para aguantar. Es cierto que está la industria auxiliar, que aún se puede ver afectada.

-Los empresarios y los sindicatos dicen que el pacto de concertación va muy lento.

-No. Lleva un ritmo más rápido incluso que los anteriores. Se aceleró el marco literario de qué acordar, sobre qué y los términos conceptuales. Ahora estamos en el acomodo presupuestario.

-¿Y la concertación es prioritaria en ese acomodo?

-La prioridad absoluta en los Presupuestos regionales es para la sanidad, la educación y la dependencia. En un momento como el actual la mayor atención la deben tener aquellos que están más desprotegidos. La siguiente es la concertación.

-¿De cuánto dinero podemos hablar?

-No voy a dar cifras, sólo diré que nos moveremos en una capacidad presupuestaria similar a los anteriores porcentualmente, aunque con cierta holgura, dada la situación. Es fundamental que tengamos un Presupuesto nuevo en 2013 y un acuerdo con los agentes sociales y económicos que refuerce las políticas para evitar que alguien pueda pensar que Asturias no tiene remedio.