Gijón, F. G. / L. P.

«Efecto dominó». Con estas palabras definió un sindicalista a la cabeza de un piquete el éxito de la huelga general en el sector industrial gijonés, con los polígonos vacíos de actividad durante toda la jornada. Suzuki, Crady, los nubarrones que se ciernen sobre Arcelor... «Ningún empleo está seguro; y la gente lo sabe». Los piquetes habían logrado que El Corte Inglés echara el cierre pasadas las diez de la mañana, tras negociar con responsables del establecimiento, a los que habían gritado «si no hay dinero, no hay consumo. Y ya veis lo que les ha pasado a vuestros compañeros de la agencia de viajes», en alusión al reciente anuncio de regulación de empleo.

La tranquilidad de la jornada de paro se rompió cuando cuatro integrantes de piquetes fueron detenidos pasadas las diez de la mañana y puestos en libertad seis horas después, por enfrentamientos con miembros de las fuerzas de seguridad en la plaza de Europa y en la avenida de la Costa.

Según relataron testigos presenciales, un grupo de jóvenes trató de cortar la calzada con contenedores, lo que agentes de la Policía Local quisieron evitar, iniciándose un enfrentamiento en la plaza de Europa. Según los testigos, los piquetes golpearon a los policías, que pidieron refuerzos, lo que hizo que en pocos minutos la plaza de Europa se llenará de agentes municipales. En el tumulto resultaron con heridas leves cinco agentes de la Policía Nacional y dos efectivos de la Policía Local, según señalaron fuentes municipales, y también varios integrantes de los piquetes, según la versión de los sindicatos. De los cuatro detenidos, dos contaban con antecedentes penales.

Tras las detenciones se vivieron los momentos de mayor tensión, al iniciar una carga agentes antidisturbios contra otros piquetes en las cercanías de la sede de los sindicatos, en Sanz Crespo. Los piquetes entraron a refugiarse en el edificio sindical y una decena de agentes les siguieron e irrumpieron en la entrada, donde se produjo un nuevo altercado.

Los antidisturbios abandonaron la sede sindical minutos después y seis vehículos policiales permanecieron en la calle durante media hora, mientras los policías eran increpados desde la escalinata que da acceso al edificio. Cuando casi una hora después arrancó la manifestación, el grito de guerra entonado por los huelguistas era el de «Detenidos, libertad».

Un clamor que fue en aumento a lo largo de la mañana y que culminó tras la lectura de los manifiestos de los sindicatos minoritarios en la explanada del Náutico. Finiquitada la manifestación, los participantes se encaminaron a la Comisaría de la Policía Nacional, donde los cuatro detenidos prestaban declaración.

Fueron cerca del millar las personas que reclamaron con gritos y aplausos la liberación de los arrestados, y tras casi tres horas de concentración ante el edificio, con momentos de tensión con los agentes antidisturbios que acordonaron la zona y con el tráfico cortado, los cuatro fueron puestos en libertad con cargos, a la espera de que a lo largo del día de hoy pasen a disposición judicial en el Juzgado de instrucción número 2, ante la juez Belén García. Dos de ellos eran el historiador Javier Cubero y el joven Sergio González, que agradeció emocionado las muestras de apoyo.

Los «liberados» fueron recibidos entre vítores y aplausos, después de largos minutos de reproches subidos de tono dedicados a los agentes y de una concentración que ocupó la plaza de Máximo González, cortó la circulación en los cuatro carriles del puente de Carlos Marx y bloqueó los accesos en vehículo a la sede policial.