Oviedo, Javier CUARTAS

«Restaurar procesos meritocráticos dentro de las organizaciones y de la sociedad» es imperativo «también y sobre todo en tiempos de crisis», afirmó el economista, sociólogo y profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT) Emilio J. Castilla (Barcelona, 1972), quien ayer recibió en Oviedo el XI Premio «Fundación Banco Herrero» para jóvenes investigadores por sus trabajos en el campo de la sociología económica. Pero alertó de que «el desarrollo de prácticas basadas en el mérito paradójicamente puede conllevar desequilibrios, especialmente problemas de injusticia, descontento e ineficiencia».

«Encontré evidencia», denunció, «de que tales sistemas de evaluación de rendimiento» pueden «llegar a enmascarar injusticias en la distribución de la compensación y oportunidades en el empleo», porque «no todos compartimos las misma definición de justicia y de mérito».

Formado en Barcelona y Stanford, ex profesor de la Wharton School, ahora en el MIT, sostuvo que «la desigualdad social y la injusticia laboral» son «dos de los problemas más agudos del sistema productivo y del mercado de trabajo».

Censuró las «prácticas empresariales y de gestión de los recursos humanos "orientadas al mercado", que en muchas ocasiones incluso se olvidan de que los que trabajamos para las empresas somos seres humanos, y no máquinas».

Y alabó el modelo social de un país como EE UU, porque, aun con sus imperfecciones, dijo, «es fácil esforzarse en un ambiente que te agradece el trabajo y el mérito», que ejerce como «tierra de oportunidades» y en la que nadie pregunta «¿Y tu padre, qué es?», una «sociedad democrática, donde con talento todavía se pueden subir peldaños en la escala social» y en la que persisten «las desigualdades pronunciadas, pero también la igualdad de las oportunidades y la recompensa del mérito».

Sus investigaciones, sostuvo, delatan una preocupación por el género humano y por los efectos de la globalización: «Hay vidas complicadas por la nueva pobreza (económica o personal). Vivimos en una sociedad global y tecnológica que cada vez valora más la formación y el dinero. Eso me preocupa. Deseo cambiar los efectos negativos de la globalización».

El premiado postuló para la «buena gestión» del capital humano de la empresa el «sistema de recursos humanos de alta motivación», que permite «maximizar la satisfacción laboral de sus trabajadores» y con lo que «se consigue mejorar la productividad, creatividad y competitividad de la empresa», y que, aunque es «un concepto que no es nuevo para las empresas norteamericanas, japonesas e incluso para las alemanas, sin embargo es extraño para muchas empresas españolas».

Estudios como el de Jeffrey Pfeffer, de la Universidad de Stanford, proponen para ello, sostuvo Castilla, «seguridad en el empleo, salarios altos, compensación basada en el mérito, participación de los trabajadores en los beneficios empresariales, más trabajo en equipo, mayor responsabilidad del trabajador en la toma de decisiones» y otras «prácticas» para «mejorar la competitividad económica y social de las empresas». A juicio de Castilla, la idea de una sociedad llena de «homo economicus», en el sentido de «maximizador de beneficios, calculador en sus decisiones, egoísta e insaciable, para conseguir más por menos» es «una pesadilla más que un sueño».

Hijo de inmigrantes granadinos en la zona obrera de Barcelona y emigrante él mismo a EE UU, Castilla sostuvo: «Necesitamos más españoles y españolas en el extranjero formándose, así como algunos volviendo para ayudar». «Ser emigrante es un privilegio».

La trayectoria académica de Castilla fue glosada por el profesor Mauro Guillén, director del Joseph H. Lauder Institute, catedrático en Wharton School y en la Universidad de Pensilvania y premio «Banco Herrero» en 2005. Guillén caracterizó a Castilla como investigador «perfeccionista y meticuloso, y ejemplo de rigor científico y metodológico».

José Oliu, presidente del Banco Sabadell, cuya marca en Asturias y León es Banco Herrero, destacó la trayectoria del premiado, su brillantez y que, a sus 40 años, tiene, dijo, «un gran pasado, pero un aún mayor futuro».

Javier Fernández, presidente del Principado de Asturias, reclamó la «armonización de la generación de riqueza con la solvencia ética» y la necesidad de «restablecer el equilibrio entre la rentabilidad económica y la rentabilidad social».

A su juicio, «el mundo se mueve con un puñado de ideas» y algunas de ellas (la «omnisciencia del mercado y la exactitud de los métodos econométricos») «han fracasado». También, desde su punto de vista, el «intento de convertir una ciencia social, la economía, en una ciencia exacta». «Los que creemos en los mercados necesitamos que haya mercados libres pero regulados, para que puedan ser libres las personas. Y, frente a la arrogancia económica», defendió la «recuperación del crédito financiero», pero también «del crédito social», y elogió la trayectoria histórica y el compromiso actual de Banco Herrero: «Nada que ver con la dudosa moralidad de otras prácticas».

El acto, que se celebró en el patio central de la sede histórica de Banco Herrero, contó con la asistencia de autoridades, empresarios, profesores de Economía y Sociología de la Universidad de Oviedo, algunos de los maestros del galardonado -como el catedrático Jesús de Miguel- y familiares (padres, tíos y un hermano) y amigos de Castilla.

Además del presidente del Principado, asistieron el consejero de Economía, Graciano Torre; el presidente de FADE y de la Cámara de Comercio de Oviedo, Severino García Vigón; los secretarios generales de la patronal asturiana, Alberto González, y de la Cámara ovetense, Fernando Villavella; el vicepresidente de CEOE, Jesús Serafín Pérez; el presidente de la Cámara de Gijón, Félix Baragaño; el ex presidente del Banco Herrero Ignacio Herrero Álvarez; su esposa, Ágatha Pidal, y el hijo varón de ambos; el director general del Banco Herrero, Pablo Junceda; los miembros del consejo consultivo del banco Juan Alvargonzález y José Ángel Fombella, los patronos de la Fundación Banco Herrero Juan Manuel Desvalls, Vicente Gotor (rector de la Universidad de Oviedo), Santiago Álvarez (vicerrector), Ramón Calvo y Álvaro Cuervo; los catedráticos José Luis García Delgado, Rodolfo Gutiérrez y Javier Suárez Pandiello, entre otros; representantes empresariales, caso de Carlos Manuel Rodríguez Peláez (Cafento), Luis Suárez (Formastur) y otros; los alcaldes de Avilés, Pilar Varela, y de Mieres, Aníbal Vázquez; el concejal de Gijón Fernando Coto; la directora de la Fundación Príncipe de Asturias, Teresa Sanjurjo; el portavoz de UPyD, Ignacio Prendes; el fiscal jefe, Gerardo Herrero; responsables de Defensa y otros invitados.