Madrid/ Roma, Agencias

La prima de riesgo española -que mide la confianza de los inversores en la deuda soberana- subió ayer 10 puntos básicos, hasta 426 puntos, tras el anuncio de dimisión del primer ministro italiano, Mario Monti, y la vuelta a la escena política de Silvio Berlusconi, que estos días se sienta en el banquillo acusado de inducción a la prostitución y abuso de poder. El diferencial con bono alemán se vio contagiado por la incertidumbre institucional que ambos anuncios provocaron en Italia y en el conjunto de los mercado. El Ibex 35 acabó la sesión con un retroceso del 0,5%, después de perder más de un 1,71%. Mario Monti se vio obligado a hacer un llamamiento a la calma y a no «dramatizar» las reacciones de los mercados.

El Gobierno español reconoció el contagio de España y reclamó un gesto claro de apoyo de la zona euro. «Cuando surgen dudas sobre la estabilidad de un país próximo como Italia, al que también se percibe como vulnerable, inmediatamente nos contagia», explicó el ministro de Economía, Luis de Guindos. También admitió que el Gobierno «está mirando» la posibilidad de solicitar el rescate a Europa, aunque esperará a la próxima cumbre europea para decidir. En una entrevista en Radio Nacional también señaló que la caída de la economía en 2012 será del 1,3% o del 1,4%, «menos mala» del 1,5% previsto por el Gobierno.

A los mercados no les ha gustado el anuncio del regreso de Berlusconi. La Bolsa de Milán cerró la sesión de este lunes con un descenso del 2,2% y la prima de riesgo italiana volvió a superar los 350 puntos básicos, 28 por encima de la apertura.

La llegada de Monti al gobierno italiano hizo que la prima de riesgo - que había llegado a máximos con Berlusconi en el Gobierno superando los 500 puntos básicos- se redujese en 200 puntos. Fue una de las consecuencias inmediatas de que siguiera las directrices europeas en cuanto a subida de impuestos, recorte de gastos y reforma del sistema de pensiones y de la legislación laboral. Ahora, asalta el temor de que el regreso de Berlusconi, que ha prometido acabar con los recortes, acabe de un plumazo con los pasos dados.

La reacción de los mercados hizo que Monti lanzase un mensaje de tranquilidad desde Oslo, adonde acudió a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz a la Unión Europea (UE). Afirmó que Italia no sufrirá un «vacío de poder» y subrayó que su Gabinete continuará al frente del Gobierno hasta que se nombre un nuevo Ejecutivo tras las elecciones, que se prevé que se celebren en febrero.

«Todos mis esfuerzos se concentran en cumplir los compromisos adquiridos», aseveró Monti, quien se mostró confiado en que el próximo Gobierno que salga elegido de las urnas «será altamente responsable» y estará orientado hacia la Unión Europea (UE).

Un nuevo Ejecutivo que, según Monti, seguirá adelante con los esfuerzos realizados hasta ahora por Italia en lo que respecta a las reformas estructurales y la consecución del equilibrio presupuestario.

Sobre la posibilidad de presentarse como candidato en los próximos comicios, Monti afirmó que en este momento no lo considera y destacó que ahora está centrado en completar el tiempo que le queda de mandato, que parece «bastante limitado» y que requiere de «una gran energía» por su parte y de sus ministros.

También Silvio Berlusconi, «il cavalieri», salió ayer al paso de las declaraciones de preocupación de distintos medios de comunicación y dirigentes europeos. Como la del presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, quien manifestó que la vuelta de Berlusconi, con su anuncio de presentarse a las elecciones, «crea una amenaza» a la estabilidad de Italia y de toda la Unión Europea. El periódico francés «Libération» publicó ayer en portada una foto de Berlusconi bajo el título «El retorno de la momia».

Berlusconi calificó ayer de «ofensivas» y de comentarios «excitados» y «fuera de lugar» estas reacciones, afirmó que no son tanto «ofensa» hacia su persona como a la «libertad de elección de los italianos», según un comunicado publicado en la página web de su partido, el Pueblo de la Libertad (PDL). «Sería demasiado fácil relacionar estas interferencias, del todo injustificadas en el plano de la democracia y de mi empeño en Europa, con la enésima maniobra especulativa para debilitar nuestras empresas con el fin de que sean fáciles de adquirir por los extranjeros», resaltó Berlusconi.