El presidente de Francia, François Hollande, y el de España, Mariano Rajoy, destacaron ayer que si la unión bancaria europea ya estuviera en marcha no se habría producido la crisis de Chipre, al mismo tiempo que defendieron que un sistema de garantía de depósitos debe ser un principio «irrevocable» de la futura unión bancaria europea.

En una rueda de prensa conjunta, Hollande insistió en que la situación de Chipre es «específica, única y excepcional», que requería una solución «excepcional» en la que se hiciera todo lo posible para que los depósitos fueran garantizados.

Los gobiernos de España y Francia celebrarán una nueva cumbre bilateral en otoño, de la que deberían salir «resultados palpables» en materia de interconexiones energéticas y de transporte.