El presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, anunció ayer un amplio plan de medidas para impulsar la economía, que pasa por iniciativas para potenciar el clima inversor y ayudas para combatir el desempleo juvenil. Anastasiadis rechaza que se vayan a producir recortes salariales y reducción de empleo público. La idea es aplicar el programa en un plazo de tres a seis meses, explicó.

Agilizar la tramitación de proyectos de inversión, bajar la elevadísima factura de la luz, ofrecer exenciones fiscales a las empresas que reinviertan sus beneficios y recurrir a los fondos europeos para combatir el desempleo juvenil son algunas de las claves de este programa, según avanzó ayer Anastasiadis en una entrevista con el diario «Filleftheros».

El presidente aseguró que su proyecto no pasa por recortes salariales o de eliminación de empleo en el sector público, algo que aseguró no está sobre la mesa de negociación con la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional). El tiempo para elaborar un plan de ajuste apremia, pues el Gobierno se ha propuesto tenerlo listo el próximo jueves, para la reunión con la troika.

Además de la amplia reestructuración bancaria, que contempla el cierre del segundo banco, el Banco Popular (Laiki), y el saneamiento del primero, el Banco de Chipre, el Gobierno de Nicosia tiene que acometer una serie de ajustes a cambio de recibir el rescate de 10.000 millones de euros aprobado por la troika.

En un evidente esfuerzo por recuperar credibilidad, el Gobierno creó además esta misma semana una comisión de investigación encargada de depurar responsabilidades políticas y bancarias en torno a la crisis.

Del amplísimo catálogo de tareas que tendrá esta comisión se puede deducir el alcance de errores o favores que pudieron llegar a hacerse en los últimos años a todos los niveles.

Entre los asuntos que más atención mediática atraen figura la presunta salida del país de millones de euros en los días previos al primer acuerdo con el Eurogrupo, en el que se preveía una tasa a todos los depósitos bancarios, iniciativa que fracasó en el Parlamento.

Pero todo apunta a que el escándalo mayúsculo lo constituye el reparto de prebendas entre políticos, empresarios y sindicalistas por parte de los principales bancos del país, el Banco de Chipre, el Popular y el Banco Heleno. El diario «Jaravgui» -afín al partido comunista AKEL- publicaba ayer que una compañía chipriota, cuyo propietario tiene lazos familiares con Anastasiadis, habría transferido unos 21 millones de euros desde el Banco Popular (Laiki) a dos entidades financieras en Londres, sólo tres días antes del primer acuerdo con el Eurogrupo.