El presidente de la patronal asturiana de la construcción, CAC-Asprocon, Serafín Abilio Martínez, afirmó ayer que el líder de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), Severino García Vigón, «debería haber dimitido ya la semana pasada, cuando se lo pidió la mayoría del comité ejecutivo de la organización». Abilio Martínez fue el gran valedor de Vigón en 1995, cuando salió elegido para liderar la patronal asturiana. Ahora, casi 18 años después, le pide que permita una «renovación ordenada y sin guerras internas» en la organización. La inquietud es palpable entre la cúpula empresarial de la región ante los próximos pasos de su presidente y su repercusión.

Severino García Vigón anunció el pasado lunes que dimitirá el 5 de junio ante la junta directiva de FADE, integrada por 142 miembros que representan a todas las asociaciones y empresas singulares que conforman la patronal asturiana. El orden del día incluye la consideración de la dimisión de Vigón, que presumiblemente será votada, y la convocatoria de elecciones. El presidente de la FADE no ha precisado por ahora si estaría dispuesto a continuar si una mayoría de ese órgano no acepta su dimisión.

Con este movimiento, el presidente de la patronal asturiana consigue ganar tiempo, como había pedido al comité ejecutivo, para tratar de evitar un pleito por los tres delitos fiscales de los que le acusa la fiscalía del Principado, correspondientes a las declaraciones del IVA de los años 2009, 2010 y 2011.

Vigón aseguró el pasado lunes que la decisión de dimitir no responde a las presiones del comité ejecutivo, órgano de dirección más próximo a la presidencia y en el que están representados los pesos pesados de la industria asturiana. La mayoría de sus miembros votó que el presidente debía de dimitir en ese mismo momento. Pero Vigón se negó, y su postura llegó a provocar que algunos miembros del comité estudiaran la posibilidad de dimitir como medida de protesta.

La decisión de Vigón de dimitir en junio no ha tranquilizado los ánimos. Lejos de eso, la inquietud es más que palpable en los órganos de dirección de la FADE. Nadie sabe qué puede pasar en los próximos días, «ni siquiera en cuestión de horas», afirmaba ayer uno de los empresarios consultados. «Viendo el desarrollo de los acontecimientos, nadie se atreve a decir por dónde puede salir Severino, cuál será su siguiente paso», aseveraba otra de las fuentes consultadas.

Todas ellas coincidieron, eso sí, en reclamar la máxima prudencia de cara al futuro. «Lo más importante es no perjudicar al movimiento empresarial. En un momento tan difícil como éste, no podemos dividirnos ni la institución que nos representa puede convertirse en un problema, porque lo que tenemos que hacer es trabajar para encontrar soluciones y crear empleo», aseguraba uno de los empresarios consultados.

El que habló con más nitidez ayer fue Serafín Abilio Martínez, presidente de los constructores asturianos, quien señaló que «hay que respetar las decisiones que adopten los órganos de gobierno de la organización, y si uno se revuelve contra ellos, es muy difícil plantearse seguir adelante. Puede tener tremendas consecuencias personales y para la institución, que es lo peor», aseveró.

Abilio Martínez fue el gran valedor de Vigón para llegar a la presidencia de la FADE en 1995, cuando el ya entonces presidente de la patronal de la construcción en el Principado tenía una enorme influencia política y económica. Se decía entonces que también era el que movía los hilos en FADE e incluso se comentaba, para dar idea de su poder, que cuando Abilio Martínez golpeaba el suelo en la CAC, ubicada un piso más arriba que la FADE, se ponían firmes en la patronal asturiana.

Ahora, 18 años después, Abilio Martínez lamenta la situación personal por la que atraviesa Vigón y también la que «está haciendo padecer a la FADE». Según afirmó ayer, «todo empresario y todo ciudadano puede tener problemas, pero su obligación es explicar y justificar por qué no has cumplido con tus obligaciones, cuál es la situación real y resolver el tema, no dejarlo pasar, porque eso trae más complicaciones y más problemas». Por eso, en su opinión, «Severino debería de respetar la decisión que adoptó el órgano de gobierno de FADE».

El presidente de los constructores negó también que exista una división en CAC-Asprocon, que tiene a dos miembros en el consejo de gobierno. Ignacio Núñez, de la promotora Los Álamos y vicepresidente de los constructores, votó en el comité ejecutivo a favor de darle a Vigón un mes de plazo antes de abandonar la presidencia de FADE. Sin embargo, Fernando Rodríguez Valledor, presidente del gremio de contratistas, apoyó la dimisión inmediata. «No hay diferencia de criterio. Ambos votaron lo mismo, y defienden lo mismo, aunque con distintos ritmos. La postura de CAC-Asprocon es clara», sentenció Serafín Abilio Martínez.