Gijón, Pablo TUÑÓN

Los sindicatos minoritarios han ganado en poder de convocatoria. Lograron reunir a una gran multitud en Gijón para su manifestación del Día del Trabajador: 12.000 personas según organizadores y 4.000 según policías presentes. Apenas dejaron títere con cabeza con sus cánticos y proclamas. Banqueros, empresarios y políticos fueron objeto de sus encendidas críticas. Y no se olvidaron de los sindicatos mayoritarios, que organizaron su marcha en Langreo; llamaron a los asistentes a una huelga general y a luchar «por la dignidad».

La cabecera salió del Humedal pasadas las 12.00 horas. La manifestación ocupaba una considerable longitud y cuando la cabecera pasaba la plaza del Carmen la cola todavía no había salido. La protesta terminó, como es ya habitual, en el Náutico, donde los convocantes, Corriente Sindical de Izquierda (CSI), Confederación General del Trabajo (CGT) y el sindicato de la Enseñanza SUATEA, proclamaron sus discursos. Fue una vez allí cuando la lluvia, que los había respetado, hizo acto de presencia. Entonces, Marco Antuña (CSI) animó a los asistentes a aguantar y lanzó un guiño crítico a los otros sindicatos: «De sindicalismo atechado ya tuvimos años. Ahora toca sindicalismo que se moje», exclamó entre aplausos.