La propuesta del comisario europeo de Empleo, Laszlo Andor, de implantar en España el «contrato único» provocó una respuesta generalizada: rechazo del Gobierno, los agentes sociales y la mayoría de la oposición. Sólo el partido UPyD y la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) defendieron una fórmula que ese grupo de especialistas ya sugirió en 2009, al principio de la crisis. La ministra de Empleo, Fátima Báñez, descartó esta modalidad de contratación por «no encajar en la Constitución», aunque no precisó por qué ocurre de ese modo.

El comisario europeo Laszlo Andor matizó ayer sus declaraciones, señalando que la propuesta se plantea como una posible herramienta para luchar contra el elevado paro juvenil. Y añadió que «muchas veces son necesarios cambios legislativos para encontrar solución al problema».

El contrato único conlleva acabar con la distinción entre empleados temporales e indefinidos y fijar una indemnización por despido de carácter creciente y con arreglo a la antigüedad del trabajador. Pero ¿qué argumentos existen a favor y en contra?

l A favor. Se eliminaría la actual maraña legislativa que contempla más de 40 modalidades de contrataciones y poner en marcha sólo una, de contrato indefinido. Se acabaría con la actual dualidad del actual mercado laboral entre los trabajadores con contrato indefinido, que en Europa consideran «muy protegidos», y los temporales, con una clara situación de precariedad. Al existir un único contrato, algunos expertos aseguran que los empresarios no tendrían que pensar tanto si contratan o no y en qué condiciones.

La tasa de temporalidad se redujo en Asturias casi siete puntos -del 28,6% al 21,8% del total de asalariados- desde el inicio de la crisis, y ocho puntos en el conjunto de España, debido a que este colectivo de trabajadores fue el que primero y con más dureza sufrió los ajustes en el empleo en todos los sectores.

l En contra. Una de las cuestiones más polémicas tiene que ver con la indemnización de los trabajadores en caso de despido, ya que varían en función de las causas entre procedentes o improcedentes. La solución pasaría por establecer una cuantía creciente en función de la antigüedad. Pero además sus detractores también invocan que la industria y el turismo necesitan diferentes tipos de contratos para adaptar sus plantillas a los ciclos y cambios estacionales.

La ministra de Empleo, Fátima Báñez, aseguró ayer que Bruselas no ha hecho recomendación alguna a España para implantar el contrato único, sino que era una reflexión del comisario Andor. E insistió en las palabras del presidente del Gobierno del pasado lunes, afirmando que el Ejecutivo está «muy satisfecho» con los resultados que está dando la reforma laboral. El secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, dejó en el aire las afirmaciones de Rajoy, cuando al ser preguntado sobre el asunto aseguró que el Gobierno aplicará los «ajustes necesarios» a la reforma una vez que conozca la evaluación que se está realizando.

El propio ministro de Economía, Luis de Guindos, había defendido en un artículo firmado por él -enero de 2012- en «The Wall Street Journal» un único contrato a tiempo completo para los nuevos trabajadores.

La portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Soraya Rodríguez, afirmó que los cambios de criterio en el Gobierno evidencian que hay un «desbarajuste» y «una fractura» en el equipo económico del Ejecutivo. También reprochó al comisario Andor que plantee para España un contrato que no se aplica en ningún país de la UE.

El presidente de la gran patronal CEOE calificó la propuesta del contrato único como «muy atrevida» y remarcó que la gran presencia de la industria y los servicios en la economía española hacen necesarios «diferentes tipos de contrato».

Los secretarios generales de UGT y CC OO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, respectivamente, calificaron la propuesta de «ocurrencia». Toxo afirmó que «es un intento indisimulado de aprovechar las circunstancias para precarizar todavía más la contratación en España. Es el despido sin causa y casi gratis total». Méndez afirmó: «Estamos un poco hartos de que la Comisión Europea, en vez de asumir sus responsabilidades, que son las de diseñar otra política para salir de la crisis, hable de cuestiones que no le corresponden».

Asturias pierde 40.000 empleos temporales y 32.000 indefinidos

La recesión económica ha impactado de manera cruenta en el empleo, siendo el temporal el que ha sufrido una mayor sangría en el conjunto de España y también a escala regional. Desde el primer trimestre de 2008, año de inicio de la crisis, hasta marzo de este ejercicio, Asturias perdió casi 40.000 empleos temporales. En el caso de los asalariados con contrato indefinido, la pérdida de puestos ascendió a 32.000 en los últimos cinco años, según la Encuesta de Población Activa (EPA).