Severino García Vigón ha tomado la determinación de agotar su mandato al frente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), después de que ayer fuera rechazada su dimisión por el 61% de los votos emitidos en la junta directiva, órgano de gobierno que deliberó sobre la crisis que sacude a la patronal desde que trascendiera la existencia de una investigación judicial por supuesto fraude fiscal en una empresa del veterano líder empresarial. Vigón proclamó que se cierra «un triste paréntesis» en la FADE y señaló que no ve riesgo de fractura en la organización. No obstante, ayer se produjo una primera dimisión en el comité ejecutivo, la del presidente de Duro Felguera, Ángel Antonio del Valle.

La reunión duró dos horas largas y estuvo salpicada de intervenciones, principalmente de los partidarios de la continuidad de Severino García Vigón. Estuvieron representados 102 de los 152 miembros de la junta directiva. El resultado de la votación, secreta y en urna a petición de uno de los asistentes, fue el siguiente: 62 papeletas en contra de la dimisión del presidente de la FADE, 36 a favor y cuatro en blanco. El desenlace fue considerado por el sector mayoritario y afín a Vigón como una expresión de muy amplio apoyo, si bien también revela, según otras impresiones, que la cohesión interna que había exhibido durante muchos años en la patronal asturiana en torno al liderazgo de Vigón queda herida.

Si bien el voto fue secreto, las opiniones recabadas entre los asistentes indican que, como se presumía, los apoyos a García Vigón se cimentaron en las asociaciones de pymes, aunque también hubo dirigentes de grandes compañías que revalidaron su confianza en el directivo. El núcleo del sector que votó a favor de la renuncia lo formaron empresas de dimensión importante, entre ellas las que ya habían reclamado la dimisión inmediata del presidente de la FADE en la reunión del comité ejecutivo del 19 de abril, como Duro Felguera y Alimerka. Los más afines al presidente de la FADE quisieron destacar que algunos de los 32 apoyos del sector crítico corresponden al voto doble de que disponen los miembros del comité ejecutivo. Los diez integrantes de este órgano restringido poseen en la junta directiva un voto como tales y otro como representantes de sus empresas o sectores.

Tras la junta directiva permanecen dos apreciaciones. Una es la de los partidarios de la continuidad de García Vigón hasta el final de su actual mandato, en 2015. Entre este sector mayoritario existe la convicción de que el órgano legitimado para pedir o rechazar la dimisión del presidente de FADE se pronunció de forma democrática, tras una reflexión y debate, y que con ello la «FADE sale reforzada». «Nadie se ha impuesto a nadie», señaló uno de los directivos.

La otra tesis es la de la minoría crítica (35% de la junta directiva), para la que la crisis no se ha cerrado, porque la solución adoptada «no resuelve el problema» y «tendrá más coletazos», pronosticó un miembro de la directiva. «Vigón ha quedado tocado, y la FADE, también», dijo otro.

De los miembros del comité ejecutivo que el 19 de abril pidieron la renuncia de García Vigón sólo intervino y argumentó uno: el presidente de Duro Felguera, Ángel Antonio del Valle, quien dimitió como miembro del comité ejecutivo mediante la entrega de una carta de renuncia. En dos intervenciones ante la junta explicó su posición, que atribuyó a la pérdida de confianza. El resto de las intervenciones habidas en la junta directiva de ayer fueron favorables a Vigón.

«Es lógico. No es fácil intervenir para pedirle a Vigón que se vaya», explicó un empresario presente en la reunión y cercano al presidente de FADE. Varios empresarios que participaron en el cónclave dijeron que la asamblea discurrió en un ambiente de cierta tensión, pero con corrección y sin sobresaltos.

Se votó la continuidad del presidente porque un miembro de la junta lo pidió. Y hubo que demorar el sufragio hasta que se encontró una urna, porque alguien sostuvo que lo correcto era hacerlo mediante voto secreto.

Algún empresario y algunos representantes sectoriales identificados con la posición mayoritaria del comité para que Vigón convocase elecciones expresaron su decepción con el planteamiento de la reunión: «En el punto quinto del orden del día de la junta se anunció la dimisión del presidente y la convocatoria de elecciones; pero lo que hubo no fue eso, sino la votación de una moción de confianza. El presidente se limitó a poner su cargo a disposición del órgano», dijo uno de los participantes en la reunión. Otro dirigente sectorial afín a Vigón sostuvo: «La democracia es esto: debatir y votar».

Una de las intervenciones a favor de la continuidad de Vigón la protagonizó Jaime Soto, presidente de la patronal de Instaladores Eléctricos y Telecomunicaciones (Ineltas). Sostuvo que «la organización le debe mucho» al actual presidente y que «no sería justo que a Vigón se le diera la patada». Soto auguró: «Este tipo de heridas, como la que se ha abierto en la FADE, tardan entre uno y tres años en cicatrizar».