El debate en la junta directiva de anteayer se desarrolló en un clima correcto, según la opinión dominante entre los asistentes consultados, aunque hubo algunos detalles que llamaron la atención y ciertas controversias a la hora de votar. En primer lugar por la cuestión a decidir. Al final se planteó en términos como estos: dimisión sí o dimisión no. Ahora bien, los críticos con García Vigón subrayaron que éste no presentó su renuncia de manera efectiva, de modo que lo que se votó fue más una moción de confianza que la aceptación o rechazo de una dimisión previa. De haberse producido, indicó un dirigente sobre lo previsto en los estatutos de la FADE, la presidencia tendría que haber sido asumida al instante por el vicepresidente de la patronal, Ignacio Núñez, y a continuación haberse votado la aceptación o rechazo de tal renuncia.

Dirigentes de la mayoría afín a García Vigón se mostraron disconformes con el procedimiento de votación. No estaba previsto que fuera secreta, sino a mano alzada, como suelen serlo las votaciones ordinarias en la junta directiva. Uno de los asistentes solicitó que el voto fuera secreto y hubo cierto revuelo porque en el salón de la Cámara de Comercio de Oviedo, donde se desarrolló la reunión, no había ninguna urna. Alguien sugirió que se utilizará una caja de cartón. Finalmente apareció una urna.

Anécdota aparte, que la votación fuera a mano alzada tenía otra lectura. Dirigentes afines a Vigón explicaron que el voto secreto evitó comprobar si los representantes de algunas patronales sectoriales cumplieron el mandato de sus ejecutivas. Según esta versión, las direcciones de Femetal y de la asociación de los constructores (CAC-Asprocon) encomendaron a sus representantes en la junta directiva que se pronunciaran en contra de la dimisión de García Vigón. César Figaredo de la Mora, presidente de Femetal, fue uno de los miembros del comité ejecutivo que en abril votó a favor de que el líder de FADE dejara el cargo.

Dirigentes próximos a García Vigón cuestionaron también el derecho de los miembros del comité ejecutivo a un doble voto: uno como integrantes de este órgano y otro en representación de sus empresas o patronales sectoriales. Dos informes jurídicos avalaron ese derecho. Los citados dirigentes se quejaron de que no hubiera también informes acerca de la forma de votación (secreta o a mano alzada). Entre algunos asistentes llamó la atención el hecho de que el propio Severino García Vigón votara sobre su dimisión.