Oviedo, Agencias / J. L. S.

La tensión comercial entre China y la Unión Europea (UE) va en aumento. Ambos territorios han iniciado, a base de aranceles, una especie de batalla comercial encareciendo las exportaciones entre las dos potencias económicas que intercambian productos por un valor diario de mil millones. La tensión ha llegado tan lejos que la Comisión Europea anunció recientemente que presentará una denuncia contra el gigante asiático ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por los recargos arancelarios que está imponiendo a las importaciones de tubos de acero inoxidable procedentes de Europa. Estos productos se utilizan principalmente en calentadores de calderas en centrales eléctricas.

La guerra entre ambas superpotencias económicas viene de atrás. A China no le sentó nada bien que desde Bruselas se impusieran cargas arancelarias hace unos meses a sus importaciones de paneles solares. La UE alegó que estos paneles se estaban vendiendo por debajo del precio del coste (lo que en jerga comercial se denomina «dumping»). Europa también argumentó que las tasas tenían el objetivo de salvaguardar «unos 25.000 puestos de trabajo en el sector europeo de la energía solar».

El Ministerio de Comercio chino criticó con dureza las trabas a sus ventas de paneles solares. Según señalaron fuentes de este departamento, Pekín hizo grandes esfuerzos para tratar de solucionar este asuntos a través del diálogo sin conseguirlo. A través de un comunicado publicado en la página web del gobierno del país asiático, el país asiático señaló: «La parte europea sigue imponiendo obstinadamente aranceles injustos a las importaciones chinas de paneles solares».

El contraataque chino no se hizo esperar y una de las últimas víctimas de esta batalla arancelaria ha sido el vino. Solo un día después de que Europa anunciara los impuestos a los paneles solares chinos, el gigante asiático reaccionó imponiendo duros aranceles a las exportaciones europeas de vino. En la práctica estos aranceles podrían suponer un recargo a esta bebida de hasta el 50%. El Ejecutivo chino también se está planteando imponer restricciones a la venta de aceite de oliva. Estas dos medidas podrían suponer un duro impacto para muchas empresas españolas que habitualmente venden estos productos en el país asiático. Según los datos del Instituto de Comercio Exterior (Icex), en el primer trimestre de 2013, España vendió a China 7,9 millones de litros de vino por valor de 20,1 millones de euros, un 53% más que el mismo periodo que el año anterior .

El vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Antonio Tajani, justificó la denuncia que el gobierno comunitario va a imponer ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) porque «es importante proteger la competitividad de nuestras empresas», y aseguró que no se trata de «proteccionismo», sino de «legítima defensa». También agregó que este paso constituye una medida de «protección contra la competencia desleal». Y apuntó: «Son los otros los que son proteccionistas. Defender nuestros derechos no es proteccionismo: defendemos Europa de la competencia desleal de los otros».

China es un país relativamente novato en el libre comercio. Hasta el año 2001 no entró en la Organización Mundial de Comercio, lo que le abrió las puertas a intercambiar bienes y servicios con las mismas reglas que el resto de países asociados.

La Comisión Europea mantiene actualmente abiertas once acciones anti-dumping contra los chinos en el sector del acero. «Hay que defender la identidad cultural europea. Es crucial para todos», concluyó Tajani. Algunos analistas apuntan hacia los coches de lujo como la siguiente víctima de las represalias chinas contra Europa. A finales del año pasado la UE mantenía en vigor 48 medidas para penalizar las compras a empresas chinas.