El horno alto A de la planta de Veriña, en Gijón, de ArcelorMittal ha vuelto a funcionar a primeras horas de esta mañana tras el incendio registrado el pasado viernes que supuso su paralización, según han confirmado fuentes de la empresa.

Esta instalación ha comenzado a operar a partir de las 6,30 horas con la misma capacidad que tenía antes del incendio registrado en uno de sus tres piqueras que generó una densa nube de humo de color rojizo sobre los barrios más próximos a la planta de Gijón y del vecino municipio de Carreño.

La actividad de este horno suele desarrollarse con dos de sus tres piqueras, dejando a la otra en reposo, por lo que la producción de arrabio (metal fundido) se realiza con la misma productividad que antes del incidente.

Los técnicos han podido recuperar la actividad de la instalación siderúrgica después de 37 horas y seguirán trabajando durante los próximos días en la reparación de la piquera norte que fue la que quedó dañada por el incendio.

La enorme complejidad técnica del horno alto A dificultó durante horas conocer si su puesta en marcha sería tan inmediata como la empresa deseaba -dos o tres días como mucho- o si la reparación iba a suponer un retraso mayor, hasta asegurar su perfecto estado para producir con normalidad.

"El horno alto es la instalación más compleja, desde el punto de vista técnico, de todo el proceso siderúrgico. En realidad es un reactor al que se le introduce material que es sometido a enormes temperaturas y una fuerte presión. Esto implica que todo lo que ocurre dentro sólo puede ser comprobado a través de los dispositivos colocados en su interior, y hay que ser enormemente cautelosos en las mediciones que se obtienen para no correr riesgos de ningún tipo", indicaron fuentes de la multinacional. La compañía confirmó ayer por la tarde que el horno alto A empezará a funcionar hoy mismo, aunque sin concretar la hora.

El incendio en el horno alto A -que estuvo parado pero no apagado- se produjo el pasado viernes sobre las cinco y cuarto de la tarde, cuando una de las tres piqueras (orificio por el que se extrae el arrabio del interior del horno) no quedó bien sellada y el mineral de hierro salió al exterior, a una temperatura de unos 1.550 grados centígrados, impulsado por la presión interior que se acumula en el horno alto.

El cañón, como se denomina la máquina que sirve para taponar la piquera tras "sangrar" el horno, no funcionó correctamente durante el proceso de sellado. Ahora se está investigando por qué. Las labores de arreglo y reposición se centraron ayer en la reparación de la piquera que resultó dañada y en la reposición del cableado que se quemó como consecuencia del incendio causado por el derrame de arrabio.

La otra gran consecuencia del incidente en el horno alto A fue una enorme nube de color rojizo que se pudo ver no sólo en Gijón, sino también desde algunas zonas de Carreño, Siero, Llanera, la autopista "Y" hacia Avilés e incluso en las proximidades del nuevo Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA), en Oviedo.

La alarma y el temor a que se tratase de una nube tóxica se apoderó de los vecinos que habitan en las parroquias más próximas a las instalaciones fabriles de Arcelor-Mittal en Veriña (Gijón), que llegaron a recluirse en sus domicilios. Tanto la empresa como el Principado aseguraron poco después del incidente que no había peligro, ya que la humareda se debía al contacto del mineral de hierro que expulsó el horno alto con el oxígeno y el agua, lo que provocó la liberación de partículas de grafito que quedaron en suspensión.

La Consejería de Medio Ambiente del Principado constató ayer, según un comunicado, que los niveles de partículas en suspensión no superaron los límites establecidos tras el incendio. Arcelor-Mittal tiene un plan de emergencia exterior particular que se activa en caso de que se produzca un accidente que pueda suponer un riesgo para la población que vive en los alrededores de sus factorías.

Además, existe el llamado plan Plaquimpa que son protocolos de atención a la población en caso de emergencia en colaboración con las plantas de Arcelor-Mittal, tanto en Gijón como en Avilés. También hay otros planes similares para emergencias en otras empresas como Asturiana de Zinc para su factoría de San Juan de Nieva; HC Energía para la central térmica de Aboño; con Dupont; el puerto de Gijón-Repsol, Galp, CLH y Petróleos asturianos, Fertiberia y Química del Nalón para su factoría en Trubia.

Ninguno de estos planes de emergencia se activaron como consecuencia del incendio en el horno alto A, pese a que Protección Civil envió a un helicóptero a sobrevolar la factoría de Veriña y comprobar el alcance de la nube roja que denunciaron los vecinos. También acudieron a las inmediaciones de las instalaciones siderúrgicas efectivos de Bomberos de Asturias y un equipo de bomberos del Ayuntamiento de Gijón, pero no llegaron a intervenir.

Fuentes sindicales restaron también importancia a la enorme humareda que provocó el accidente. "Si se hubiera producido de noche, seguro que ni siquiera se hubiera notado. Nadie o muy pocos. En la factoría se activó el plan de emergencia interno; pero no se vio necesario activar el exterior, el que hay para atender e incluso desalojar a los vecinos que viven en el entorno porque se comprobó que no era una nube tóxica y que no tendría mayores consecuencias", explicó un alto cargo sindical.