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El porvenir de la primera industria regional

La plantilla exige que el interés de Arcelor por Italia no reste inversiones en Asturias

Los sindicatos creen que la posible compra de la planta de Tarento afectaría más a la posición de Marsella en el grupo que a las fábricas asturianas

La plantilla exige que el interés de Arcelor por Italia no reste inversiones en Asturias

Las negociaciones que ha abierto Arcelor-Mittal para la posible compra del mayor complejo siderúrgico de Europa, ubicado en la localidad italiana de Tarento, han despertado inquietud entre la plantilla asturiana del gigante del acero. Los trabajadores aspiran a que la operación, de concretarse, no interfiera en las inversiones que la multinacional baraja para sus plantas de Gijón y Avilés, especialmente las que incluyen una ampliación de la acería avilesina y que permitirían incrementar considerablemente el volumen de producción. "Hay inquietud, es normal que la haya", reconocía ayer un sindicalista sobre el sentir de la plantilla tras conocer las conversaciones de los Mittal en Italia. Las centrales sospechan que la compra responde a una estrategia del magnate del acero para eliminar competencia y tener un mayor control sobre los precios.

La planta de Tarento, propiedad del grupo Ilva, es el mayor complejo siderúrgico del Viejo Continente. Situada a orillas del mar Jónico, tiene capacidad para producir unos diez millones de toneladas al año, aunque la crisis y los problemas medioambientales que tiene el complejo provocaron que la actividad mermara de forma considerable durante el año pasado, cuando se fabricaron 6 millones de toneladas. Aun así, son dos más de las que produjeron las plantas asturianas de Arcelor, que tiene sus dos hornos altos a pleno rendimiento. Tarento tiene además unos doce mil trabajadores, el doble de plantilla que Arcelor en Asturias, y fabrica productos muy similares a los que salen de Gijón y Avilés. Buena parte de la producción está destinada a la industria automovilística italiana. "Son dos empresas que son competencia, aunque los países donde vende sean diferentes", expone Ángel Díaz, portavoz de CC OO.

Arcelor tiene en estudio y pendientes de aprobación definitiva importantes inversiones a realizar en sus plantas asturianas. Una de ellas incluye un desembolso de 90 millones y prevé la ampliación de la acería de Avilés para incrementar su capacidad productiva. Otra pasa también por una mejora en las baterías de coque avilesinas, además de diversas partidas destinadas al mantenimiento de las instalaciones. Los sindicatos exigen a la multinacional que no baje el pistón inversor, que durante los últimos meses se había incrementado tras años al ralentí. "En Asturias las ratios de producción han mejorado, pero el problema es que en Europa no hay demanda", señala Pedro Cancio, responsable de USO.

La posible compra en Italia puede afectar a la forma de organizar el trabajo y el negocio dentro del grupo. Alberto Villalta, portavoz de UGT, asegura que "lo lógico sería que se produjera también una reorganización de las plantas del sur de Europa, y nos puede afectar, claro que sí, pero con algo más de intensidad a la de Fox (en Marsella), ya que comparte algo de mercado con la italiana".

Los propios dirigentes sindicales aprovecharon un reciente encuentro con Aditya Mittal, director financiero de Arcelor e hijo de su presidente y mayor accionista, Lakshmi Mittal, para preguntarle qué había de cierto en los rumores que apuntaban a un posible interés en adquirir la planta italiana. Según la versión sindical, su respuesta fue que el interés existía, siempre que el precio fuera atractivo.

Entre las tareas de mantenimiento que tiene previsto realizar la siderúrgica figura una parada de uno de los dos hornos altos de Veriña (Gijón), el denominado A, durante 22 días para cambiar el sistema de refrigeración, bastante deteriorado. El parón obligará también a reducir la producción de las plantas esos días.

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