Ante un Partido Socialista (PS) francés dividido entre partidarios y detractores de la política económica del Gobierno, el primer ministro, Manuel Valls, defendió ayer la "vía francesa" de salida de la crisis, que pasa por no aplicar una política de austeridad y preservar los servicios sociales. Necesitado de escenificar que cuenta con el respaldo de su propia formación, y seis días después de haber sacado del Gobierno a tres ministros disidentes, Valls pronunció en La Rochelle, en el este del país, un vibrante discurso con el que clausuró la reunión de lanzamiento del curso político.

El primer ministro defendió su programa, animó a los socialistas a hacerlo suyo y pidió a los críticos que lo comparen con el de la derecha francesa o con el que se aplica en países con gobiernos conservadores. "La izquierda no es igual que la derecha y lo que se hace en Francia no es igual que lo que se hace en otros países (...) Tenemos la responsabilidad de probar que Francia puede recuperarse con sus propias soluciones y preservando su pacto social", clamó.

Interrumpido en ocasiones por los abucheos de la minoría disidente, pero mucho más por los aplausos de la mayoría, el jefe del Ejecutivo pidió al PS que "se una detrás de la política del Gobierno". En el partido "es mucho más lo que nos une que lo que nos separa", dijo.

Valls, nacido en Barcelona, afirmó que su Gobierno "no aplica una política de austeridad" y desgranó la inversión del Ejecutivo en educación, Policía, justicia y fomento del empleo, además de las ayudas a los sectores más desfavorecidos. "No nos caricaturicemos nosotros mismos, expliquemos nuestro programa y mostrémonos orgullosos de lo que emprendemos", afirmó el jefe del Gobierno, para contrarrestar las críticas que llegan de su partido.

También aseguró que su plan de rebajas fiscales a las empresas supone "un esfuerzo sin precedentes de los franceses", pero "necesario para mejorar su competitividad en el mundo". Ante los silbidos del sector más izquierdista del PS, Valls reaccionó afirmando que "nadie puede estar contra la riqueza y la creación de empleo" y que la bajada de impuestos patronales debe tener, por parte de las empresas, contrapartidas en creación de empleo, de formación y de negociación colectiva.

En este sentido, pidió a los empresarios "patriotismo económico" para "rearmar la industria para que se convierta en el motor del desarrollo". Valls aseguró que no se reformará la semana de 35 horas y anunció medidas de estímulo económico y en favor del poder adquisitivo de los franceses, aunque también defendió la necesidad de reducir el déficit "para no estar a merced de los mercados".