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ANÁLISIS

La banca se examina en domingo

El BCE desvelará este fin de semana el resultado de su prueba de esfuerzo a las entidades de la eurozona El crédito seguirá supeditado a las expectativas económicas

Mario Draghi, presidente del BCE. REUTERS

La banca española podría salir bien librada de las pruebas de resistencia, cuyo resultado difundirá el BCE este domingo. Así lo apuntan los diagnósticos de analistas (también extranjeros) y la aparente confianza de las autoridades y los banqueros españoles.

Parece razonable que así sea tras los sucesivos saneamientos realizados en el sector desde 2009. Unos 100.000 millones se han aplicado a este fin, 42.000 de ellos mediante un préstamo de los socios europeos condicionado a aplicar determinadas recetas económicas y a someterse al tutelaje de la "troika". Ha habido además fusiones, cierres y concentraciones de oficinas y reducciones de empleo como en cualquier otra reconversión sectorial. Las entidades han hecho ampliaciones de capital por varias vías, se han traspasado activos tóxicos al "banco malo", ha habido venta de carteras de crédito dudosos a fondos "buitre", emisiones de bonos convertibles, enajenación de determinadas áreas de negocio y de participaciones empresariales y una reforma legal del Gobierno para que 30.000 millones de los llamados activos fiscales diferidos (DTA) contabilizasen como recursos propios de la banca.

Ahora el asunto está en el día después. El estado de la banca no es indisociable de la marcha general de la economía. Algunos observadores creen que, en general, el sistema financiero europeo aún no volverá a ser un gran prestamista. Lo dijeron esta semana, por ejemplo, los economistas del Royal Bank of Scotland.

Hay un contexto general de estancamiento en Europa, un riesgo de tercera recesión y el temor a una deflación que, de producirse, agigantaría la carga real de las deudas contraídas por los agentes económicos con los bancos. Frente a ese riesgo potencial se erige una capitalización que algunos juzgan aún corta y que en determinada parte depende de que se puedan activar los DTA, que sólo son realizables en la medida en que los bancos sean capaces de generar grandes beneficios en los próximos años. Y esto dependerá de sus actos y también del entorno. La solvencia bancaria es una medida dinámica, no estática. Es un cociente entre recursos propios de calidad y riesgos asumidos. Y estos crecen o se atenúan en función de cómo les vaya a empresas y ciudadanos, lo que a su vez está condicionado por el acceso que éstos tengan al crédito. Es un círculo vicioso. El BCE quiere incentivar el préstamo con inyecciones de liquidez y la compra de cédulas y de titulizaciones de crédito. El crédito nuevo crece pero el total mengua porque (en España de forma relevante) empresas y familias arrastran endeudamientos desmedidos que tratan de aligerar cuanto pueden. La banca necesita ingresos. Y se los debería dar la inversión crediticia. Hasta que ésta repunte, los bancos venden activos, comercializan seguros a los clientes y perciben comisiones por los fondos de inversión a los que huyen los depósitos en busca de una mínima rentabilidad.

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