La ingeniería gijonesa TSK tuvo un beneficio neto en 2014 de 56 millones de euros y una facturación de 633 millones, cifras récord en ambos casos en su trayectoria.

Con estos resultados, TSK, que es la menor por cifra de negocio de las nueve mayores empresas españolas comparables por su especialización, se convirtió en la quinta por beneficio en términos absolutos (por delante, entre otras, de la también asturiana Duro Felguera, que ganó 48 millones) y se encaramó al primer puesto por rentabilidad relativa (en proporción a la cifra de negocio). El beneficio neto de TSK supuso el 9% de las ventas y su "ebitda" o resultado operativo (70 millones) se situó en el 11% de la facturación.

Del negocio de la compañía, el sector energético aportó el 61%; la industria, el 31%; el medio ambiente, el 5% y el negocio de operaciones y mantenimiento de instalaciones, el 3%. El 93% del volumen de negocio lo generó en el exterior: América (23%), África (31%), Asia (19%), Europa (10%) y Oriente Medio (17%).

La compañía gijonesa, que preside Sabino García Vallina, realizó el año pasado contrataciones de nueva obra y proyectos por un importe de 753 millones y cerró el ejercicio con una tesorería bruta de más de 150 millones, una caja neta de 106 millones, un fondo de maniobra superior a los 180 millones y un patrimonio neto de 271 millones.

Joaquín García Rico, consejero delegado de TSK, destacó la entrada de la compañía en nuevos mercados en 2014 (Jordania, Japón, Egipto y Honduras) y la contratación de varias centrales de generación de diferentes tecnologías y que suman más de 1.000 megavatios.

La cartera de obra pendiente de ejecutar supera los 1.200 millones y el objetivo de contratación para este año prevé rebasar los 1.000 millones, con lo que TSK espera materializar ventas de 800 millones, el 26% más que en 2014.