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Los asturianos, entre quienes más intentan engañar a los seguros

Aumentan las bandas organizadas y la simulación de accidentes

Los asturianos, entre quienes más intentan engañar a los seguros

Los asturianos están entre los españoles que más intentan defraudar al seguro, junto con los andaluces. Así se infiere del II Mapa del Fraude en España, hecho público esta semana por la mutinacional aseguradora AXA. Según un índice que elabora esta compañía en base a su propia experiencia en cada territorio, la tasa media de fraude en España es del 1,2 por ciento, y Asturias, con un 1,62 por ciento, está unas décimas por encima de esa media. Sólo se sitúa por delante del Principado Andalucía , con una tasa de fraude del 2,04 por ciento. En el otro lado de la balanza, los vascos son los que menos defraudan al seguro, con una tasa del 0,92 por ciento. En total, el número de siniestros fraudulentos detectados en España en 2014 aumentó un 8,6 por ciento más que el año anterior. No obstante, y aunque continúa creciendo, la tendencia al alza que se venía observando en los últimos años se ha suavizado.

Una de las situaciones que más preocupa a las compañías aseguradoras es el repunte (un 500 por ciento en solo un año) del fraude organizado. Las bandas, ocasionalmente apoyadas por profesionales del sector que se conocen las "trampas" y la picaresca, buscan la "industrialización" del proceso delictivo. En 2014 las autoridades detectaron que estaban cometiendo fraudes masivos en todo el país un total de 45 bandas organizadas, 38 más que en 2013. Asturias no es una excepción en este asunto. Esta misma semana, la Jefatura Superior de la Policía destapó un fraude en Oviedo y Avilés a seguros de automóvil en el que están implicadas 51 personas del mismo clan familiar. Se dedicaban a alquilar vehículos a todo riesgo a compañías de "renting", cargarlos de pasajeros y estrellarlos contra un turismo de un familiar para cobrar del seguro por las lesiones. En dos años consiguieron defraudar 50.000 euros y tenían pendientes por cobrar otros 100.000 euros más. El asunto está en manos de un juzgado de instrucción de Oviedo.

De hecho, los seguros de automóvil son los que más se están resintiendo con la actividad fraudulenta, hasta el punto de que 7 de cada 10 siniestros engañosos se producen en este sector, según el último mapa del fraude de AXA. Así, el sector del automóvil concentra ya el 67 por ciento de las trampas a las aseguradoras.

En este sector, la mayor parte del fraude, el 91 por ciento, se centra en los daños materiales del vehículo. En 3 de cada 4 casos se detectó que los desperfectos declarados no se habían producido en el accidente, y que el conductor busca arreglarlos sin pagar. El 9 por ciento restante del fraude corresponde a partes de lesiones corporales, mediante el cual el defraudador simula o exagera una lesión o asocia al accidente una enfermedad o lesión anterior. El más común: el esguince cervical, que permite cobrar en un par de meses unos 4.000 euros. En Oviedo se ha dado recientemente un caso de una indemnización de 16.000 euros por un esguince.

"La gente no tiene medida. Hay personas que no se contentan con hacerlo una vez; te montan un accidente cada seis meses", se quejaba ayer el responsable de una compañía. Según las fuentes consultadas, desde hace unos meses la legislación permite a las compañías solicitar los partes médicos por accidente, para averiguar si hay accidentes anteriores. "Es como la lotería de Fabra. ¿Es posible que una persona tenga un accidente cada seis meses? El juez se lo puede creer o no", explica un abogado. Aún así, el 80 por ciento de los casos se resuelven por la vía extrajudicial y solo una pequeña parte llega a los juzgados. Además, las compañías han incorporado a los procesos la figura del perito experto en biomecánica, que acude al juicio para explicar que las lesiones denunciadas no son compatibles con la velocidad ni con los daños que presenta el coche.

Los profesionales del sector han esbozado para LA NUEVA ESPAÑA algunos de los fraudes más comunes.

"Cuponazo" en la rotonda. El fraude consiste en amañar un accidente en una rotonda, que es el escenario más fácil, por la entrada y salida de vehículos. Los conductores, compinchados, provocan un accidente por alcance en el que uno da por detrás al otro. Llaman a la Policía Local para que quede constancia, firman un parte amistoso y los pasajeros -los conductores no, porque los seguros no suelen cubrir lesiones al piloto- empiezan a quejarse de que les duele el cuello. Después reclaman a las compañías por las lesiones y los días de baja. Incluso hay "profesionales" que amañan el accidente para sacar tajada.

Estrellarse contra un taxi. Un grupo de tres o cuatro personas coge un taxi y le indica al conductor una dirección. En un punto del trayecto, generalmente una rotonda, otro vehículo golpea por detrás al taxi. Los pasajeros se quejan de fuertes dolores cervicales y montan el fraude.

El falso embarazo. En ocasiones, uno de los pasajeros que reclama lesiones en un accidente es una mujer embarazada o que finge estarlo para que no le puedan hacer radiografías.

De viaje a Marruecos. Un cliente compra un coche de alta gama (casi siempre en Alemania, más barato) y lo asegura contra robo. Un conocido conduce el coche hasta Marruecos y lo revende a una tercera persona. Mientras, en España, el propietario denuncia el robo. Cobra del seguro entre 16.000 y 19.000 euros si el coche es bueno, y se embolsa, además, el dinero de la venta en Marruecos.

Con todo, las aseguradoras explican que la gran mayoría de los siniestros son reales y reflejan las situaciones de riesgo normales que se producen en la vida cotidiana, siendo una minoría quienes tratan de obtener una indemnización ilícita con engaños.

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