La venta por el grupo francés Savencia (antes, Bongrain) del 27% de Capsa a la matriz de esta compañía industrial láctea, Central Lechera Asturiana (Clas), refuerza la posición hegemónica de este grupo ganadero sobre el mayor grupo industrial lácteo de capital español y, aunque con dos socios financieros minoritarios (Liberbank y Caja Rural de Asturias), los 6.000 campesinos que integran Clas (de los que 1.370 producen leche) asumen con la compra de las acciones de la antigua Bongrain una mayor responsabilidad en el destino y estrategia futura de la organización.

Clas ya tenía la mayoría absoluta en Capsa (56,39%), pero ahora, con el 83,39% (o con 78% si Liberbank y Caja Rural adquiriesen la parte alícuota del 27% de Savencia), la sociedad agraria de transformación pasará a tener la mayoría reforzada (70%) que, en caso de discrepancia entre socios, exigen los estatutos de Capsa para aprobar grandes inversiones, operaciones societarias y compras de otros negocios.

Durante los 18 años de existencia de Capsa nunca se necesitó invocar este precepto porque se mantuvo el criterio de consensuar las decisiones estratégicas.

Ahora, una vez que finalice el reordenamiento accionarial, Clas tendrá capacidad por sí sola para determinar su ruta, y, sin perjuicio de que mantenga la capacidad de consenso con los otros dos accionistas, ya ni tan siquiera tendrá el límite de ese eventual veto.

El nuevo reparto accionarial abre también más posibilidades para operaciones corporativas.

En el seno de Capsa y de sus accionistas existe desde hace años un debate latente sobre el previsible diseño futuro del sector lácteo español, la esperada creciente competencia internacional y las opciones estratégicas para Capsa en ese contexto y también ante el desafío de la aún atomizada estructura de la industria lechera española (en otros países europeos sólo hay dos grandes productores lácteos nacionales de leche líquida) frente a la creciente concentración de la gran distribución, cuyo más reciente episodio fue la compra de El Árbol por Dia.

En el cuartel general de Savencia, en Viroflay (Francia), y en su filial española se entendía que Capsa debe crecer y consolidarse como uno de esos dos previsibles futuros grandes operadores. Pero esas opciones, salvo que se hiciera por crecimiento orgánico, se encontraban con la limitación de que Clas, con el 56%, perdería la mayoría absoluta en cualquier supuesto de ampliación de capital, entrada de más accionistas o de absorción de algún competidor mediante canje de acciones.

La salida de Savencia y la venta de sus títulos a Clas (para lo que los demás socios de Capsa han pactado un reparto extraordinario de dividendos de Capsa equivalente al 24% de sus reservas para posibilitar financieramente a Clas hacerse con ese paquete) permite a la sociedad agraria de transformación asumir el 83%, lo que le otorga un margen más amplio para poder hacer alguna operación, si así lo considerase en el futuro, y preservar a la vez el control de al menos el 51%, que ha sido una demanda firme de la base social de Clas.

Quizá fue a estas consideraciones a las que se refirió de forma implícita Javier Roza, director general de Savencia en España, cuando en su comparecencia pública de anteayer, sostuvo que "ante la transformación y los retos" del sector en España, su empresa decidió "dar libertad plena a Clas para afrontar su futuro".

Estas consideraciones determinaron la propuesta de venta, a lo que contribuyó que el grupo francés no está presente en el negocio de la leche líquida (que es la mayor actividad de Capsa) en ninguno de los 18 países en los que tienen fábricas lácteas, salvo residualmente en Argentina y de forma muy testimonial en una concreta zona de Francia. La fractura de confianza con Clas por el pleito de marca que finalizó en enero fue el factor detonante y sin retorno para la marcha.

La operación es una gran oportunidad, dijeron en medios de la compañía asturiana. Entre los socios de Clas hay respaldo y a la vez cautela por el desafío económico que entraña, y cuando la cuantiosa multa de Competencia está pendiente de decisión judicial. El grupo confía en la bondad y mejora de los resultados, que ya se está produciendo, para sortear los envites y restaurar los elevados niveles de reservas. Con la marcha de Savencia, antes el cese del primer ejecutivo (Pedro Astals) y primero el fin del debate sobre la reforma societaria de Clas, desaparecen las tres grandes causas de disensión entre sus ganaderos. Ahora deben ponerse de acuerdo sobre su futuro.