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Un revolucionario carbón inventado en Asturias

La Unión Europea financia y apoya a una "spin-off" de la región que ha logrado un material sintético revolucionario para el almacenamiento y descarga de energía

Ana Arenillas y Ángel Menéndez, con una muestra de carbón sintético. FICYT

Se le ha bautizado con el nombre de "xerogel de carbono" y es un nuevo material nacido en Asturias. A la Comisión Europea le gustó tanto que acaba de conceder a Xerolutions, la empresa asturiana que lo creó, una "spin-off" nacida en el Instituto Nacional del Carbón (Incar), una ayuda de 50.000 euros para evaluar la viabilidad de fabricarlo a escala industrial.

El material, un carbón sintético, mejora notablemente las prestaciones de los supercondensadores, que son dispositivos de almacenamiento de energía. Cuando un piloto de Fórmula 1 activa el "kers" (el acumulador de energía cinética compuesto por un tipo de carbón) y pega un acelerón que le permite adelantar, lo que está haciendo es poner en marcha un supercondensador, un mecanismo que permite liberar energía de una forma muy rápida.

Ana Arenillas y Ángel Menéndez, investigadores del Incar, organismo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), son padre y madre del xerogel, en el que han puesto todas las esperanzas. La Comisión Europea escogió su proyecto entre casi 2.400 propuestas de toda Europa. Un diez por ciento de ellas pasó el filtro, Xerolutions entre ellas. Es una ayuda de primera fase, después habrá que afrontar el reto de la producción industrial, para la que los investigadores asturianos se preparan en una planta piloto en Gijón.

Los supercondensadores almacenan y liberan energía. Son básicos en el mundo de las energías renovables, la eólica y la solar principalmente. El xerogel de carbono es el material activo a partir del cual los supercondensadores ganan en eficacia y durabilidad. "Una batería convencional admite unos cuantos miles de ciclos de carga y descarga, pero con los supercondensadores ya podemos hablar de cientos de miles de ciclos", explican.

La planta piloto de Gijón tiene capacidad para producir diez toneladas de este producto al año. Los tamaños varían según los usos que se quiera dar a la nueva materia prima, pero en su versión más pequeña no se distingue gran cosa de la batería que tenemos en nuestros móviles. En esos supercondensadores con el xerogel como material activo se esconde una capacidad inmensa de almacenamiento de energía.

"En un gramo de este carbón sintético que hemos patentado disponemos de un entramado de microporos de unos 2.500 metros cuadrados", señalan. En esa tupida red porosa la energía fluye tan rápido que la carga y la descarga se hacen casi de forma automática. Es vital para sacarle rendimiento a las energías alternativas, que captan, almacenan y distribuyen cuando se necesita".

El método habitual para obtener el carbón que se emplea en los supercondensadores comerciales actuales usa materiales naturales como cáscara de coco u otros residuos de biomasa. "Son carbones con impurezas y no permiten controlar el tamaño de sus poros. Nosotros lo logramos y con posibilidad de generar materiales a la medida de la aplicación que se desee", explican Ana Arenillas y Ángel Menéndez.

Pasar del laboratorio a la planta piloto no fue fácil. Ir de una planta piloto a la producción industrial tampoco lo será. Xerolutions fue creada en 2012 "y ya tenemos a tres personas trabajando con nosotros, algo que nos llena de orgullo", afirman.

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