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El "empresario de la abeja" en Asturias

El Águila Negra, La Herminia y Banca Masaveu, compras y cierres en Asturias

Ruiz-Mateos intentó controlar El Gaitero, del que fue accionista, y entrar en Capsa

El empresario, ante el edificio de Galerías Preciados en Oviedo, en 1992.

Los enjambres de Rumasa y Nueva Rumasa zumbaron en Asturias. Con estruendo siempre. Banca Masaveu, El Águila Negra o Chocolates La Herminia, tres emblemas de las finanzas y el sector alimentario de Asturias, acabaron en manos de José María Ruiz-Mateos y con él desaparecieron. Además, el empresario jerezano fue accionista de El Gaitero, pero fracasaron sus numerosos intentos para tomar el control de la fábrica de sidra de Villaviciosa, al igual que sus deseos de entrar en Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa), a la que tentó ofreciéndole Cacaolat.

A Ruiz-Mateos le gustaba disfrazarse, quizás por ello muchos empresarios asturianos que trataron con él discrepan radicalmente a la hora de describirlo. "Era un hombre con mucho sentido del humor y que ponía empeño en todo lo que hacía", afirma Emilio Serrano, gerente de Destilerías Los Serranos de Ribadesella. José Cardín, gerente de El Gaitero, no discute el empeño, pero lamenta sus "malas artes" empresariales "al borde del chantaje".

Emilio Serrano conoció a Ruiz-Mateos en un pincheo en el hotel de La Reconquista en 1993. El empresario jerezano, que había acudido a Oviedo a dar un conferencia en la Escuela de Empresariales, se dirigió a Serrano para felicitarle por los licores que fabricaba y entre risas le dijo que le compraba Los Serranos. Todo era cuestión de hablarlo. Ruiz-Mateos, que en aquella época estaba intentando reconstruir su imperio empresarial y era europarlamentario por el partido que llevaba su nombre, metió la mano en el bolsillo y le dio a Serrano varias tajetas de contacto: del parlamento europeo, de varias de sus empresas... "Yo no llevaba tarjetas, pero acababa de cobrar una factura. Cogí un billete de 10.000 pesetas y junto a las caras del Rey y del Príncipe escribí mi nombre y mi teléfono y le dí el billete. La pareció una genialidad, me abrazó y dijo que nunca olvidaría la anécdota", señaló Serrano. "Luego mantuvimos contacto por carta, pero nunca supe si su oferta eran en serio o en broma", añadió el empresario de Ribadesella.

Con El Gaitero, una década antes, sí que iba en serio. Ruiz-Mateos, a través de la sociedad Sofinespa, adquirió a la familia Vallina (una de las tres fundadoras) el 28% de las acciones de la fábrica de sidra enchampanada, pero quería el control y actuó desde la sombra. "La primera vez que visitó la fábrica lo hizo de incógnito, vino como un turista más", señala José Cardín, que destaca que en aquellos tiempos su familia recibió "presiones de todo tipo para vender la participación, incluso con falsas denuncias sobre la gestión". Cardín recuerda aquella época con desagrado. Todo acabó cuando Rumasa fue expropiada en 1983. "Patrimonio nos dio la oportunidad de comprar la participación de Ruiz-Mateos, accedimos y aquí paz y después gloria".

En el paquete de la expropación también estaba Galerías Preciados -los grandes almacenes fundados por el moscón Pepín Fernández- y, por sorpresa, Banca Masaveu, la entidad fundada en 1840 por Pedro Masaveu Rovira y a partir de la cual surgió el mayor grupo empresarial privado asturiano. Con Pedro Masaveu Paterson como presidente, el vanco se vendió en 1982 a una sociedad que según se explicó inicialmente estaba formada por un grupo empresarios. En realidad era Ruiz-Mateos. Tras la expropiación, el negocio de Banca Masaveu pasó al Herrero.

Ocho años después de la expropiación, el empresaro, con sed de recuperar su imperio, compró la fábrica de cervezas El Águila Negra de Colloto para intentar reflotarla. La aventura duró un año. Y después, en 1996, otra fábrica emblématica: Chocolates La Herminia de Porceyo, con sus marcas La Herminia y Plin. En menos de tres años el juez declaró la quiebra, los trabajadores quedaron en la calle tras un largo encierro y Ruiz-Mateos, que derivó la producción a la fábrica de Trapa en Palencia, intentó cobrar como acreedor a través de otra de sus empresas.

En 2008, cuando Nueva Rumasa ya era un emporio, Ruiz-Mateos compró las plantas de Clesa y alquiló la fábrica de postres lácteos que Central Lechera Asturiana tenía en Sevilla. Fue el primer contacto con Clas y el puente que intentó utilizar para acceder a accionariado de Capsa. Llegó a ofrecer la cesión de Cacaolat, pero la oferta no cuajó.

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