Varios miles de unidades de coches con motores TDI del tipo EA 189 del grupo Volkswagen a los que se alteró el "software" para que emitiesen menos polución de monóxido y dióxido de nitrógeno del habitual durante los controles de certificación podrían estar rodando por Asturias, según las estimaciones que han empezado a trascender sobre qué cuantía de los 11 millones de coches alterados fueron comercializados en España. En el sector se estima que en el país se vendieron unas 250.000 unidades de las distintas gamas que incorporaron los programas modificados de gestión de los motores. Volkswagen publicará hoy la lista con todos los vehículos afectados

La alteración, que fue detectada en EE UU y ha causado un escándalo mundial por falta de veracidad en la información aportada al mercado y a las autoridades, no afectará a la inspección técnica de vehículos (ITV) que tengan que pasar los coches manipulados, aseguraron especialistas consultados. Las ITV no miden las emisiones específicas de óxidos de nitrógeno de los coches diésel y se limitan a vigilar el correcto mantenimiento individualizado de cada vehículo. En el caso de las emisiones contaminantes, las estaciones de ITV vigilan la opacidad de los gases que emiten los vehículos diésel pero no sus componentes, explicaron los mismos técnicos.

La alteración se produjo para la homologación de los modelos. En EE UU son las propias compañías automovilísticas las que lo hacen, a diferencia de lo que ocurre en Europa, donde es competencia de centros independientes certificados.

El escándalo se destapó en EE UU porque unas investigaciones académicas determinaron que la contaminación real de determinados modelos y motorizaciones diésel del fabricante alemán Volskwagen superaban durante su circulación en carretera los niveles de emisión de óxidos de nitrógeno que aseguraba el fabricante y los que se detectaban durante las pruebas de laboratorio

Los motores EA 189 se instalaron en algunas series de Golf, Jetta, Passat y Beetle (Volkswagen), de A1, A3, A4 y A6 (Audi) y de Fabia, Roomster, Octavia y Superb (Skoda). Seat, otra filial del grupo alemán, admitió haber montado algunos de esos motores en determinados modelos fabricados en España. "Puedo confirmar que todos los coches potencialmente involucrados son absolutamente seguros para la circulación", subrayó Jürgen Stackmann, presidente de Seat.

Javier Avilés, catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Oviedo y experto en Derecho de los Consumidores, explicó que el caso puede dar pie a reclamaciones de los usuarios al fabricante a través del arbitraje y, en ausencia de acuerdo, por vía judicial civil. Las acciones podrían ejercerlas también las organizaciones de consumidores y usuarios de forma colectiva por delegación de los afectados. El grupo automovilístico podría enfrentarse a su vez a procesos contenciosos-administrativa por vulneración de normas administrativas y posibles daños ambientales.

Otras marcas han sido aludidas como posibles autoras de prácticas similares, aunque alguna ya lo negó. Volkswagen despedirá a su consejero delegado en Estados Unidos y a los máximos responsables de innovación y desarrollo de Audi y de Porsche.