"Hay que hacer del cambio la esencia de la vida porque la felicidad es querer las cosas que haces y no al revés. El cambio es gimnasia, nos entrena y nos enriquece; es toda una filosofía de vida". Tomás Calleja, presidente de la consultora Fiatlux y ex director general de Desarrollo Corporativo de Iberdrola, animó ayer en Oviedo a los empresarios reunidos en el II Congreso Regional de Empresa Familiar a moverse sin miedo. "Si aquí en esta sala queda alguna empresa familiar que no haya fracasado alguna vez, tiene que hacerlo rápidamente. Para mejorar".

Calleja ejerció de algo parecido a un "coach empresarial" en el Auditorio Príncipe Felipe con una intervención llena de metáforas y optimismo que abría una jornada de intensa actividad y ante numerosos emprendedores asturianos que reivindican el carácter familiar de sus empresas. El Congreso estaba organizado por la Asociación Asturiana de Empresa Familiar. Su presidenta, Eva Rodríguez, acompañó en el acto inaugural al alcalde de Oviedo, Wenceslao López y al director territorial en Castilla y León y Asturias de Caixabank, entidad que patrocina la actividad, José Manuel Bilbao. Aseguró Wenceslao López, alcalde de Oviedo, que "la economía está sometida a una ciclogénesis y si no cambiamos no salimos de ella. Hay que innovar, porque nos va la vida en ello". La idea de cambio fue una constante durante todo el día.

Calleja filosofó en torno a esa idea de innovación. "Hacer lo que no hacen los demás, dicen algunos; el arte de aprender a fracasar, dicen otros. Yo me quedo con esta definición: el arte de fabricar adultos, pero si enterramos nuestra parte de niños nunca llegaremos a ser auténticos líderes. Y si somos adultos además de ser niños entonces nos convertiremos en las personas que hoy en día se necesitan. En nuestra parte de niños están nuestras mejores emociones", explicó Calleja.

El ejemplo a seguir son los árboles, "la imagen más repetida en la publicidad mundial". La empresa tiene mucho de árbol porque "sus raíces son la esencia del ser, su tronco es la esencia del estar y sus ramas son la esencia del pensar". Anclaje, actitud y eficiencia, y conocimiento y relación. "Tenemos que aprender a relacionarnos con todos, incluso con los políticos".

Una cosa es el "qué" y otra cosa es el "cómo", argumentó el ponente. "La naturaleza tiene los mejores "qués" y fabrica los mejores "cómo", y ese "cómo" nos acerca al éxito aunque partamos de un "qué" que no es muy bueno". Calleja da gran valor empresarial a la capacidad de imitar. "La mayor parte de los fracasos a la hora de inventar son porque antes no hemos aprendido a imitar", dijo.

Cada empresa familiar debería tener tras ella una buena historia, explicó Calleja. No se requiere que sea larga. Eso imprime carácter. "Una historia creíble, donde haya humanidad y rematada con un buen mensaje: el impacto".

Al final, en la empresa y en la vida, se trata de sacarle partido a las seis emociones que Tomás Calleja considera básicas: amor, alegría, miedo, rabia, orgullo y tristeza. "Hay que saber en todo momento qué emoción es la que nos conduce. Somos más eficientes desde el miedo que desde la rabia, pero cuando planificamos con miedo, malo; si lo hacemos desde la alegría, éxito", explicó el presidente de Fiatlux.

Una clave que -dice- nunca falla: "Tenemos que saber estimular emociones en nuestros interlocutores" y "no conformarse con lo malo porque al final acabaremos viviendo con ello para siempre".