El magnate mexicano Carlos Slim considera que los funcionarios españoles cobran poco y que los asalariados en general trabajan demasiadas horas a la semana. Opiniones que resumidas así parecen más propias de un dirigente sindical que de quien cada año se disputa con Bill Gates la posición de hombre más rico del mundo en los ranking de acaudalados. El también propietario del Real Oviedo expuso ayer en Alicante parte de sus recetas económicas y laborales, algunas ya conocidas y con apariencia extravagante, pero que han ganado apoyos en ámbitos especializados.

Slim lleva al menos tres años predicando la necesidad de una revolución en la jornada laboral de los asalariados: pasar de las 40 horas semanales repartidas en cinco días que la regulación y la práctica han generalizado en Occidente a 33 horas concentradas en tres días, a razón de jornadas intensivas de 11 horas. Reiteró ayer esa propuesta al participar en la XXII Reunión plenaria del Círculo de Montevideo, que se celebra esta semana la Universidad de Alicante y en la que Slim coincidió, entre otros, con el expresidente del gobierno español Felipe González.

El ingeniero Slim añade a esa propuesta de trabajar tres días a la semana que la jubilación se retrase a los 70 o los 75 años. La combinación de ambas medidas tendría, sostiene el multimillonario, efectos benéficos sobre el alto desempleo español ("se abre campo para que otras personas trabajen"), sobre la calidad de vida ("queda más tiempo para la familia y el ocio") y sobre la viabilidad del sistema de pensiones ("jubilarse a los 62 años como en España es insostenible").

La receta de trabajar menos días a la semana pero más años cosecha críticas y elogios. El propio Slim ha llegado a comentar que desde el punto de vista médico puede traer problemas trabajar once horas seguidas, un tipo de jornada que por otra parte no es insólita en España. Los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) reflejan periódicamente que hay más de 400.000 trabajadores en España que tienen excesos de jornada y además no cobran por ellos. Pero las ideas de Carlos Slim también tienen defensores. Entre ellos está Michael Skapinker, columnista de "Financial Times": "La propuesta de Carlos Slim (...) suena a locura, pero muchos en 1922 pensaron que Henry Ford estaba loco por anunciar que sus empleados trabajarían cinco días a la semana", ha escrito. La fórmula de tres días de trabajo y cuatro de descanso mejoraría la productividad, según algunos especialistas afines a la receta de Slim, que ayer habló de la presunta ineficiencia de la jornada oficial actual: "Las cuarenta horas en la práctica se reducen a treinta debido a los descansos que se hacen". El magnate no omite tampoco que, además de abrir hueco para el ocio, su idea puede alentar también el pluriempleo: "Quien quisiera podría desempeñar dos trabajos".

Slim ha llegado a pasar de la teoría a la práctica de forma experimental y parcial en una de sus empresas. Algunos trabajadores de la compañía de telecomunicaciones Telmex que están cerca de la edad oficial del retiro trabajan cuatro días a la semana sin reducción de salario, aunque a costa de retrasar la jubilación hasta los 75 años.

Si bien se manifiesta partidario de la austeridad en la gestión empresarial y en el sector público, Slim fue radicalmente crítico ayer con los recortes que en España se han aplicado en los salarios de los empleados públicos. El propietario del Grupo Carso -a través del que controla el Real Oviedo- afirmó que el sueldo de los empleados públicos españoles es "muy, muy reducido". Añadió que se trata de una situación "errónea" que debe "corregirse" para que los funcionarios puedan dedicarse a su trabajo "con tranquilidad" y sin preocuparse "por problemas de recursos". Slim sugirió que España siga el ejemplo de Singapur, donde los funcionarios reciben "salarios competitivos". A su juicio, ello redunda en un "funcionamiento efectivo de la democracia". Unos ingresos "razonablemente buenos" ayudan a los funcionarios y ejecutivos a "no distraerse de su actividad fundamental", apostilló.