Los empleados del grupo Fahime, ubicado en el polígono de Logrezana, en Carreño, iniciaron ayer un encierro indefinido en protesta por los planes de cierre de la compañía, que dejará en la calle a un centenar de personas. La decisión se tomó después de una reunión entre el comité de empresa y los representantes de la sociedad industrial, dedicada a la fabricación de bienes de equipo, que terminó sin ningún tipo de acercamiento. La plantilla defiende que la empresa es viable y que podría captar proyectos que la ayuden a mantener su actividad, aunque tiene un fuerte endeudamiento.

Los planes de la empresa conllevarían el cierre de todas las sociedades de este conglomerado: Mecafran, Caldefran, Serton Servicios e Industrial Marande.

El comité y la empresa llevan un mes negociando sin que haya habido avances. A principios de octubre, la dirección de Fahime anunció a los sindicatos su intención de echar la persiana y se dio un plazo de un mes para acordar con los trabajadores las condiciones de su salida. El plazo terminó ayer, pero ambas partes acordaron mantener vivas las negociaciones hasta mañana, jueves. Aunque los trabajadores tienen pocas esperanzas. "No hemos logrado que se movieran ni un centímetro en sus pretensiones, su única idea es la de cerrar y no hay más", aseguraron desde la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI).

En la fábrica no hay actividad. Los representantes sindicales acusan de "dejadez" a la dirección de la compañía a la hora de competir y buscar proyectos que suministren trabajo a la factoría. La mayoría de la producción de Fahime se dirigía a los mercados internacionales, aunque durante los últimos años su negocio había sufrido un importante bajón. UGT y CC OO destacaron que la deuda del grupo no justifica una medida tan contundente como el cierre.