Resulta difícil asimilar la pérdida de las personas a las que se respeta y admira. Especialmente cuando, además, se trata de algún amigo. Martín González del Valle y Herrero, barón de Grado y presidente de honor de Hidroeléctrica del Cantábrico (hoy EDP), fue también presidente de la Asociación Española de la Industria Eléctrica (Unesa). Un cargo que actualmente ocupo yo mismo y que me une más aún, si cabe, a este empresario y abogado que, también como yo, tenía sus raíces y su corazón en tierras asturianas.
Desde muy joven, su decisión y dinamismo le llevaron a promover diversas iniciativas empresariales. En 1952 entró a formar parte del consejo de administración de Hidroeléctrica del Cantábrico, donde fue designado vicepresidente ejecutivo primero y más adelante presidente del Consejo de Administración, cargo que ostentó hasta abril de 1999, cuando fue nombrado presidente de honor.
Su presidencia marcó un antes y un después en la historia de esta compañía, que inició un proceso de crecimiento y expansión que la convirtió en una empresa de ámbito nacional.
En representación de Hidroeléctrica del Cantábrico, Martín González del Valle y Herrero fue nombrado presidente de Unesa en enero de 1995, cargo que ocupó hasta marzo de 1996.
Al frente de la asociación supo aunar los esfuerzos de todas las compañías anteponiendo siempre los intereses del sector a los empresariales.
Este asturiano de pro no se limitó a desempeñar con excelencia los diferentes cargos que, a lo largo de más de cuatro décadas, lo convirtieron en pieza clave del panorama energético. Muy al contrario, también despuntó en el plano personal, que le condujo hacia una intensa actividad en el campo de la cultura y de las ciencias sociales.
Me gustaría aprovechar estas líneas para transmitir mis condolencias a la familia de Martín González del Valle y Herrero, en mi nombre y en el de todos los que formamos parte de Unesa. Su labor y su figura se mantienen muy presentes para todos.
Desde un punto de vista más personal, creo que es difícil encontrar personas que hayan dado un ejemplo y hayan dejado un recuerdo como el que hoy nos queda de Martín. Su integridad y su intachable conducta, su esfuerzo personal en todos los ámbitos donde estuvo presente harán imborrable a este asturiano ejemplar y su entrañable recuerdo nos acompañarán de ahora en adelante.
