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Los asturianos dominaron el 35% de los patrimonios españoles en la isla

Cuba fue el origen de grandes fortunas y de una parte de la plutocracia regional, y un pujante mercado para la exportación

Antigua sede del poderoso Centro Asturiano de La Habana.

Cuba nunca dejó de ser algo asturiana. E incluso muy asturiana. Pero lo fue mucho más hasta los decretos expropiatorios del castrismo en 1960.

Numerosas instituciones corporativas y mercantiles, algunas de las más señeras organizaciones empresariales de la isla, no pocas de las grandes fortunas y los patrimonios más acaudalados, e infinidad de marcas de enorme prestigio nacional e internacional en diversos sectores productivos estuvieron en manos de inmigrantes asturianos que, llegados en masa a la mayor de las Antillas (sobremanera entre mediados del XIX y el primer tercio del siglo XX), forjaron emporios mercantiles de gran relevancia en un país que aún estaba por hacer y que alcanzó su mayor pujanza económica y el desarrollo de todas sus potencialidades cuando logró romper su supeditación política y administrativa de España con la guerra de independencia de 1898.

Aquella ruptura traumática, que simbolizó el fin del imperio español y abrió una etapa de pesimismo y decadencia nacionales en la hasta entonces metrópoli, no supuso la fractura de las sólidas y estrechísimas relaciones mercantiles entre las dos orillas del Atlántico, sino , justo al revés, una intensificación de la hospitalidad cubana con la inmigración española y del éxodo asturiano a Cuba en busca de las enormes oportunidades lucrativas que permitió la independencia, y que fue, como documentó de forma prolija y minuciosa el historiador cubano Manuel Moreno Fraginals en "Cuba/España, España/Cuba: historia común", la condición necesaria para el desarrollo pleno del potencial económico isleño. De manera que si entre 1830 y 1899 se estima que emigraron a América 100.000 asturianos, entre 1900 y 1930 lo hicieron más de 200.000, y una voluminosa parte de ellos a Cuba.

Los asturianos controlaron en la isla la portentosa industria del tabaco y parte de la del azúcar, más de una decena de los más deslumbrantes grandes almacenes, bancos, ferrocarriles, una compañía aérea y medios de comunicación, dominaron o participaron en destilerías de ron y otras industrias, fueron dueños de numerosas tiendas, joyerías de élite, establecimientos hosteleros, algunos cabarets y compañías de espectáculos, frontones de pelota vasca y algún club de béisbol, numerosas posesiones inmobiliarias y negocios artesanos, entre otras muchas actividades lucrativas que permitieron atesorar grandes fortunas y forjar una buena parte de la gran plutocracia regional.

La importantísima colonia asturiana, de cuyo poderío político, social y económico fue expresión el floreciente Centro Asturiano de La Habana y clubs sociales representativos de 40 de los 78 concejos de la región, fue un mercado privilegiado para las exportaciones de sidra y otras elaboraciones asturianas. Y muchas industrias, la banca y otros sectores, junto con numerosos equipamientos y obras de interés público, emergieron en Asturias merced a la repatriación inversora de aquellos capitales. En 1958 los intereses asturianos en Cuba sumaban 700 millones de dólares, el 35% de los bienes españoles en la isla.

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