Las importaciones de acero barato chino han reducido la facturación de las empresas del sector siderúrgico español, han recortado muchas de las inversiones que estaban previstas y han provocado una fuerte caída de precios en muchos productos. Así lo aseguró ayer la patronal nacional del sector, Unesid, que tiró de cifras para evidenciar el duro golpe que está propinando China sobre la actividad de muchas compañías y exigió a la Unión Europea una acción "decidida y rápida" para frenar esa "competencia ilegal". Según sus números España es uno de los principales clientes de las acerías chinas.

Durante los primeros nueve meses del año, las importaciones siderúrgicas desde China hacía territorio español alcanzaron las 750.000 toneladas, lo que supone el 19% de lo vendido en Europa. Solo superan esas cifras Bélgica (gracias a la puerta de entrada que supone el puerto de Amberes) e Italia.

Esa inundación de acero ha provocado que los precios de productos como la chapa gruesa o la bobina, dos de los que se producen en las plantas asturianas de Arcelor-Mittal, se hayan derrumbado en cuestión de meses. El director general de Unesid, Andrés Barceló, denunció ayer que "las importaciones atacan al mercado español en los productos en los que no hay medidas anti dumping" para no vender por debajo del coste. Por eso, reclamó a las instituciones europeas medidas para que la pugna se realice en términos de "competencia leal".

Igual de tajante se mostró el presidente de la patronal siderúrgica nacional y de Arcelor-Mittal en España, Gonzalo Urquijo. "Nuestra industria no quiere subvenciones ni ayudas que distorsionen el libre mercado. Estamos acostumbrados a competir y exportamos a todo el mundo; lo único que exigimos es que la competencia se haga en términos leales y no amparada por ayudas de Estado o intervenciones gubernamentales, como ocurre ahora con las empresas chinas", afirmó Urquijo.

Los empresarios quieren que Europa se encargue de cerrar el grifo de esas importaciones. Según Andrés Barceló "esta situación podría empeorar si la UE reconociera a China como economía de mercado, ya que ese estatus supondría que fuera prácticamente imposible imponer medidas 'anti dumping' contra las importaciones desleales".

Barceló subrayó ayer que los costes de producción chinos "no son reales", ya que se amparan en ayudas de estado o intervenciones gubernamentales, lo que les permite, según señaló Barceló, vender a "precios muy bajos".

Según sus estimaciones los precios de los principales productos del sector (la chapa gruesa y la bobina caliente) han caído un 40% durante los últimos nueve meses. "Esto está condenando a muchas empresas a entrar en pérdidas", aclaró Barceló.