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Menos que mileuristas

Cecilia González, Noemí Clavijo y Andrés Fernández, con estudios universitarios, forman parte del creciente grupo de trabajadores asturianos que nunca han llegado a cobrar 1.000 euros al mes

Cecilia González, junto a la escultura "Aprendices de la Fábrica de Trubia" de la localidad ovetense. MARÍA GÓMEZ

La ovetense Cecilia González se arrepiente de haber pasado por la Universidad. Tiene 26 años, es diplomada en Relaciones Laborales y nunca ha conseguido trabajar en algo relacionado con lo que estudió. Vive en casa de sus padres y trabaja "un par de días" a la semana para una asociación juvenil impartiendo talleres para escolares en Trubia, donde vive, y durante los veranos ejerce como monitora en un campamento para niños en Cantabria. La media de sus ingresos mensuales ronda los 400 euros, lo que no le permite ni siquiera soñar con la emancipación. "Mi familia tiene una casa en Oviedo, pero no podría irme a vivir allí porque eso me supondría unos gastos al mes en luz y agua que no podría asumir", señala. Con su sueldo cualquier factura sería difícil de cuadrar.

En Asturias, uno de cada cuatro trabajadores cobra menos de 1.000 euros mensuales, según un estudio que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, con la crisis, la situación de muchos asalariados ha empeorado considerablemente. Los que estaban en los escalones más bajos de la estadística cobran menos que hace siete años (allá por 2008) cuando la crisis económica y la brutal destrucción de empleo sólo estaba dando sus primeros pasos. Los salarios han menguado y en Asturias, y también en España, el colectivo de los peor pagados ha ganado efectivos.

Cecilia González está en el peldaño más bajo. Ahora está considerando la posibilidad de retomar la formación, pero no en la Universidad. "Todas mis amigas que se prepararon para ejercer un oficio, como peluquera por ejemplo, están trabajando", asegura. "Quiero hacer algo relacionado con lo que he estado haciendo durante los últimos años, con la educación infantil", añade. Cada vez que va a una entrevista de trabajo se encuentra con lo mismo. "Como no tengo experiencia no me contratan", explica. Sólo una vez estuvo a punto de lograr un puesto de su gusto, era la candidata ideal, "pero como no tenía coche no me lo dieron".

En su estudio sobre los salarios, el Instituto Nacional de Estadística (INE) divide a los trabajadores asturianos en diez tramos según el salario. En el más bajo están cerca de 26.500 personas. Son las que perciben por su trabajo, de media, unos 370 euros mensuales. El siguiente escalón, en el que la nómina media llega a los 797 euros, el número de efectivos es el mismo: 26.500. Además en el Principado hay 79.800 personas (de los 297.000 asalariados que hay en la región) que no llegan a ser ni mileuristas. Eso sí, hay 28.700 (7.000 menos que en 2008) cuyo sueldo sube a unos 4.400 euros cada mes.

La ovetense Noemí Clavijo está ubicada en los últimos puestos de ese escalafón que elabora el instituto estadístico. Trabajando para dos empresas diferentes, ambas del sector de la limpieza, y "haciendo bastantes horas" llegó reunir a final de mes unos 670 euros. Ahora mismo está en el paro. Hace poco más de dos semanas una de las empresas la dejó en la calle. "Llegaba el momento en el que me tenían que hacer indefinida, y no lo hicieron", asegura. Vive con su madre, que sí trabaja, y tiene muy pocas esperanzas de poder emanciparse. Las cuentas a final de mes serían mucho más difíciles de cuadrar viviendo sola. Mientras tanto trabaja "de refuerzo" en el sector de la hostelería algunos fines de semana. "El problema es que es un sector en el que es muy difícil que te aseguren", critica.

Estudia a la espera de encontrar algo más estable. Clavijo está acabando el grado de Trabajo Social en la Universidad de Oviedo, aunque ve el panorama negro para emplearse en el sector para el que lleva tres años preparándose. "El problema de esta carrera es que muchos lo confunden con tareas de voluntariado y, claro, luego no te pagan. Así que u opositas o nada", explica.

Su currículum vitae circula por varias empresas de trabajo temporal (ETT), un sistema que usa cuando quiere buscar algo eventual en el sector hostelero como temporera. "Es algo que funciona, te suelen llamar para trabajos en restaurantes para servir comidas en época de bodas o bautizos, pero la temporada no comienza hasta abril o mayo", afirma. Hasta que esa campaña llegue se apaña con la "raquítica" paga de paro que le ha quedado. Desde los 16 años, cuando comenzó a hacer sus primeros pinitos en el mercado laboral, nunca le ha faltado tarea. Sobre todo en el sector de la limpieza y el hostelero, pero nunca ha llegado a ser ni de lejos mileurista.

Hacienda también aportó datos esta semana sobre la precariedad salarial en la región. Según los números que maneja la Agencia Tributaria en Asturias, había durante el año pasado 28.413 personas que ingresaron menos de 3.000 euros anuales por su trabajo. También había 13.632 que percibieron entre 3.000 y 6.000 en sus nóminas. Todos están, por tanto, por debajo del salario mínimo interprofesional (SMI), que este año es de 630,3 euros mensuales.

La recuperación del mercado laboral se está apoyando, según muestran las diferentes estadísticas, en empleo precario. Buena parte a tiempo parcial y por un periodo corto. No obstante, no todos los que cobran menos de 1.000 euros están descontentos con su situación laboral. Andrés Fernández, interino de la Administración regional, da clases de Educación Especial en un colegio de Oviedo a media jornada. Está feliz con la nómina, que le llega para alcanzar el fin de mes aunque roza los 900 euros. "No tengo hipoteca, tampoco a nadie a mi cargo a quien mantener, así que me parece que por las horas que trabajo es un buen sueldo", señala.

Andrés Fernández trabaja unas 20 horas a la semana, 13 de ellas dando clase. Eso sí, él continúa aspirando a conseguir una jornada completa como profesor. "Es lo único que se puede reprochar, que la mayoría de las plazas que se sacan cada año son a tiempo parcial", asegura. Eso hace que los sueldos sean más raquíticos. Y añade: "Soy consciente de que en la bolsa de interinos no estoy demasiado bien posicionado, y que hay bastante gente por delante de mí que tiene preferencia a la hora de hacerse con una plaza cada año", añade. Mientras espera por su plaza fija y a tiempo completo, asegura estar cómodo en su condición de "minimileurista".

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