La posible fusión de los gigantes químicos globales Du Pont Corporation y Dow Chemical Company -desvelada anteayer y no desmentida por ninguna de ambas multinacionales estadounidenses- podría conllevar, de materializarse, la posterior escisión del grupo resultante en tres sociedades diferentes. Una concentraría el negocio de productos químicos para la agricultura; otra aglutinaría la división de materiales, y la tercera asumiría las áreas de producción para nutrición y productos de consumo, lo que, de ejecutarse en estos términos, supondría la división y segregación de los actuales centros de trabajo que Du Pont tiene en su complejo de Tamón (Carreño) entre varias de las futuras compañías.

Du Pont cuenta en Asturias con un centro de servicios financieros, que da cobertura a la multinacional en Europa y en otras área del planeta, y tres fábricas que producen Nómex (la marca propia de la fibra aramida, material ignífugo para trajes de protección), ICL (cloruro de isoftaloilo, una de las materias primas de la fibra Nómex) y productos agroquímicos (fungicidas y fitosanitarios). Estos centros de trabajo dan empleo a 1.200 personas, de las que 800 son personal propio.

La fragmentación del complejo de Tamón entre varias sociedades no sería una situación inédita. En 2014, la planta asturiana de Sontara pasó a ser propiedad del grupo suizo Jacob Holm, que se hizo con la totalidad de este negocio de Du Pont para la producción de tejidos "no tejidos" destinados a la fabricación de aplicaciones médicas y toallitas. Y este año, la división de productos químicos de rendimiento fue escindida de Du Pont, lo que dio lugar a la sociedad Performance Chemicals (Chemours), lo que también afectó a un grupo reducido de trabajadores asturianos.

La reorganización de los negocios de ambas multinacionales y su escisión en varias compañías tendrían por objeto contribuir a la autorización de la fusión por las autoridades de la Competencia, según medios estadounidenses, dado que cada sociedad resultante podría abrirse a la incorporación de accionistas diferentes en virtud de sus especializaciones.

El objetivo también es aprovechar más las sinergias, reducir costes y mejorar resultados. El inversor Nelson Peltz, accionista disidente de Du Pont, exigió romper este grupo en dos empresas: una, con los negocios de agricultura, nutrición, salud y biociencias, y otra, con los de seguridad y protección, materiales y productos químicos para la industria electrónica y de consumo. Aunque su plan fue derrotado en mayo, Du Pont escindió poco después la actual Chemours. Y el nuevo máximo dirigente de Du Pont, Edward Breen, acaba de reagrupar cuatro grandes negocios en dos unidades. Su homólogo de Dow Chemical, Andrew Liveris, también emprendió a fines de 2014 una revisión de los distintos segmentos de actividad.

La gran incógnita es el posible impacto de estas reestructuraciones y de la propia fusión en el empleo. Ambas compañía suman 117.000 trabajadores. La unión se plantea, según "The Wall Street Journal", con el fin de reducir costes a corto plazo y de forma conjunta en 3.000 millones de dólares (2.740 millones de euros). Peltz había exigido a Du Pont que suprimiese costos por 2.400 millones de dólares. Y Du Pont anunció en noviembre un plan para eliminar gastos en 2016 por 1.600 millones de dólares.