La mina de carbón subterránea de Kellingley, en el norte de Inglaterra, cerró ayer tras 50 años de producción, con lo que se pone fin a este tipo de minería en el Reino Unido. Los 450 trabajadores del pozo recibirán una indemnización de 12 semanas de sueldo. "Es un día muy triste para el país", declarado el secretario del Sindicato Nacional de Mineros, Chris Kitchen.