Josef Ajram (Barcelona, 1978) dejó la Universidad para hacerse un experto en Bolsa, practicar los deportes más extremos y tatuarse todo el cuerpo. Y dice que por eso es único, pues nadie aparece por la Bolsa tatuado y tras hacer un agotador triatlón. Hijo de un cristiano sirio y de una española, Ajram se siente tan catalán como español y se dedica a explicar por todo el mundo el método que ha creado para ganar dinero, su gran meta, en el proceloso mundo del parqué, donde asegura que cada vez es más fácil invertir y hacerse rico. Ajram asegura ofenderse cuando le ofrecen un trabajo en negro y ve con un mínimo optimismo el futuro de Siria, el país de su padre, convencido de que Rusia tiene razón porque el problema no es Al-Assad, sino los fanáticos del Estado Islámico.
-Usted es un ultramán, ¿qué es eso?
-Es el que participa en una carrera deportiva de tres días. El primero haces 10 kilómetros nadando y 145 en bici. El segundo son 275 kilómetros en bici, y el tercero, 84 kilómetros corriendo. He sido el primer español en la Historia que participa en esta carrera.
-También es ironman y titán. ¿Es usted un hombre que no se pone límites?
-Más que de límites, hablo de objetivos. Todas las personas deberían marcarse objetivos para estar motivadas.
-Señor Ajram, ¿por qué se están hundiendo las bolsas?
-Porque la economía mundial ha dependido demasiado de las economías emergentes que aglutinan a un grupo de 2.500 millones de personas. Son las economías de las Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y cuando el crecimiento de un país como China cae del 10 por ciento al 6,5 por ciento, repercute en todo el mundo. No obstante, el ministro español De Guindos ha dicho ya que gracias al abaratamiento del precio del petróleo se incrementará el crecimiento del Producto Interior Bruto, y eso es una muy buena noticia para España. Lo que está claro es que la Bolsa ya no diferencia entre economías locales y globales.
-Usted escribió un libro en 2013 titulado "Ganar en Bolsa es posible". ¿Lo es hoy, en las actuales circunstancias?
-Hoy en día es más fácil que nunca. Para ganar en Bolsa hay que contar con dos parámetros: volatilidad y volumen. Ahora pasan muchas cosas y hay mucha negociación.
-¿Cuáles son sus recomendaciones?
-Para ganar en Bolsa hay que saber perder, tener la humildad de aceptar que te puedes equivocar, tener mucha paciencia y aprender muy bien lo que es la Bolsa, como si fuese un trabajo. Yo ahora no compraría valores aquí, como mucho algún valor inmobiliario. Esperaría a ver si hay un nuevo Gobierno. La gran lacra a nivel español puede ser que los políticos sean tan ineptos que no sepan formar de modo rápido un Gobierno por el bien del país.
-¿Hay algún Gobierno en concreto que guste más a los mercados?
-A los mercados no les gusta Podemos. Cualquier fuerza importante de Podemos sería un castigo añadido para la deuda y las bolsas españolas.
-¿Qué tal le fue en el maratón de Nueva York del pasado fin de año?
-Fue muy divertido. Lo hice en poco más de tres horas. Es extraordinario ver cómo una ciudad de la grandeza de Nueva York se vuelca en esta prueba.
-¿Y en la Titan Trophy, en Cuba, con Santi Millán en Los Imparables?
-Me pareció una experiencia muy impactante. Es increíble pasear por el Malecón de La Habana vieja por la noche.
-¿Qué le han sugerido ciudades tan dispares como Nueva York y La Habana?
-Son absolutamente opuestas. Parece mentira que seamos de la misma especie.
-Usted es hijo de un sirio y de una española. ¿Cómo llegó a corredor de Bolsa o trader?
-Ya a los 13 años le pedía a mi madre canales de información para enterarme de lo que pasaba en los mercados. Me gustaba ya el dinamismo del dinero y el no saber qué iba a pasar mañana. A los 18 años me abrí una cuenta y ahí empezó todo.
-¿Cómo decidió un día dejar su carrera y buscarse la vida por su cuenta?
-Dejé la carrera a los 21 años. Estudiaba Administración y Dirección de Empresas, pero me di cuenta de que en la Universidad no me enseñaban a invertir en Bolsa, que era lo que yo quería.
-¿Con qué ayudas contó?
-Conté con la comprensión de mis padres y tuve la suerte de que al poco tiempo me contrató una agencia de valores. Así gané un poco de dinero, ahorré y a finales de 2001 me dediqué a mi sociedad y a crear el "método Ajram" para ganar en Bolsa.
-¿No le da miedo ese mundo de tiburones que, con la burbuja inmobiliaria y la caída de Lehman Brothers, ha traído la crisis de 2008, de la que todavía no nos hemos repuesto?
-No. Al final, la Bolsa te ayuda a tener control del riesgo. La Bolsa es el negocio más seguro del mundo si lo consideras un trabajo. Es un mundo atractivo, morboso y adictivo.
-¿Estamos a punto de correr el riesgo de recaer en una crisis de parecidas consecuencias, debido ahora a los graves problemas de China y Brasil?
-La crisis de las Brics se veía venir, pero no creo que acarree una como la de 2008. Los bancos centrales han demostrado que el capitalismo es un sistema imposible de destruir.
-¿Por qué dice usted que no es verdad que en España haya un índice de paro superior al 25 por ciento?
-Porque, de ser cierto eso, la gente saquearía los escaparates del paseo de Gracia. Es imposible que una de cada cuatro personas en España tenga cero ingresos y no pueda alimentar a sus hijos.
-¿Qué pasa entonces?
-Que hay gente que cobra el paro y a la vez trabaja en la economía sumergida. Esto es algo que se sabe y en cierta medida se acepta.
-¿Son esos casi tan jetas como los beneficiarios de las tarjetas black de Caja Madrid?
-Son tan jetas los unos como los otros. Yo pago muchos impuestos, y cuando me ofrecen trabajos en la economía sumergida, me ofenden. Hacienda sí que somos todos.
-¿Qué responde a los que le acusan de darwinista social por decir que los parados de larga duración deben recurrir a su talento y al esfuerzo para salir a flote?
-La gente se tiene que mover, formar y reinventar en algún momento de su vida. Es cierto que hay casos críticos y excepcionales, pero no se puede hacer de lo excepcional la regla. La economía va tan rápido que el que no esté dispuesto a reinventarse, pierde.
-¿Son acaso el talento y el esfuerzo las únicas razones que encumbran a los triunfadores?
-Es muy peligroso verse triunfador, porque corres el riesgo de relajarte y descender. Lo que hay que hacer siempre es esforzarse y aprovechar los talentos.
-¿Es la ley de la selva la que rige nuestras vidas?
-Somos nosotros los que queremos vivir en la selva al querer cambiar de Iphone o coche cada día. A todos nos gusta ganar dinero.
-¿Qué siente cuando ve la tragedia de los refugiados sirios, compatriotas de su padre, huyendo de su país hacia una Europa que les cierra las puertas?
-Que Europa ha actuado muy mal en esta crisis, y hasta que no sucedieron los atentados de París, no ha reaccionado. Llevo desde 2011 advirtiendo de que los malos son los del Estado Islámico, no Bashar al-Assad. Ahora vemos, además, lo cerca que tenemos a esos malos. El país está destrozado.
-¿Qué solución ve usted a la crisis siria?
-Creo que la solución está cada día más cerca, porque Estados Unidos y Francia se han dado cuenta de una vez de que Rusia tenía razón al apoyar a Al-Assad. Mi familia pertenece a la minoría cristiana de Siria y le aseguro que con Al-Assad nunca se sintió perseguida. Lo que sucede ahora con estos locos del Estado Islámico es una catástrofe.
-¿Se siente usted catalán?
-Soy barcelonés, catalán y español. Las tres cosas son compatibles.
-¿Qué está ocurriendo en Cataluña?
-Que un millón y medio de personas creen que vivirían mejor fuera de España y dos millones y medio estamos muy a gusto con formar parte de España. Hay una fractura muy compleja en Cataluña que sólo se soldará cuando haya una verdadera recuperación económica.
-¿Qué busca con sus tatuajes, que tanto llaman la atención de los habituales de las bolsas de Barcelona y Madrid?
-No busco nada, y me sorprende mucho que llamen la atención de una forma tan positiva. Los tatuajes me han ayudado a entender la importancia de ser único en esta vida. Gente que se dedique a la Bolsa hay mucha, que sean deportistas y se dediquen a la Bolsa hay unos cuantos, pero que sean deportistas, trabajen en la Bolsa y estén tatuados, sólo existo yo.
