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Los ajustes de capacidad forzarán el rebote alcista de la cotización del barril

La apreciación del dólar, los inversores que apuestan a la baja y la desaceleración global y de China se suman a la estrategia de la OPEP

Los ajustes de capacidad forzarán el rebote alcista de la cotización del barril

El petróleo es una industria muy cíclica, y a la actual fase bajista podría seguir en algún momento una reacción al alza de los precios para la que las economías dependientes deberían prepararse. Es otro riesgo de las bajas cotizaciones. Los productores ajustan capacidad y esto genera carestías futuras. El vaticinio de algún economista de que estamos ante el fin del reinado del petróleo parece precipitado.

El exceso de oferta de crudo se estima en 1,9 millones de barriles diarios. La cancelación de proyectos en 2015 supondrá retrasar la futura entrada en producción de unos 2,9 millones. A eso se sumarán las congelaciones que se produzcan en 2016 y los cierres de explotaciones que se prevén por inviabilidad a los precios actuales. En algún momento va a haber déficit y aún más si los países productores llegasen a pactar un recorte. Entonces el precio rebotará probablemente con fuerza. Y más cuando la experiencia indica que la política petrolera y las decisiones oligopolísticas son más decisivas en la formación de los precios del crudo que la oferta y la demanda, según algunos estudios. La petrolera italiana Eni dijo en enero en Davos que el crudo podría rebotar hasta los 200 dólares en tres o cuatro años.

Ahora hay exceso de producción porque la OPEP (el oligopolio que preside Mohamed Al Sada, y que produce un tercio del crudo mundial), y sobre todo los países liderados por Arabia Saudí, tratan de defender su cuota y poder de mercado, por lo que dejan caer los precios para asfixiar la competencia de los productores con nuevas técnicas de extracción y costes superiores, caso del "fracking" y del crudo en aguas profundas y arenas bituminosas. El fin de las sanciones a Irán (enemistado con Arabia Saudí) y su vuelta este año al mercado (prevé exportar 500.000 barriles diarios a partir de marzo y un millón a fin de año) añade más presión a la baja de los precios, y más cuando Riad y sus aliados sunies tratan de frenar al gran competidor chií (con las cuartas mayores reservas de hidrocarburo del planeta) situando la cotización a niveles disuasorios para Teherán.

Los mercados vaticinan que algunos países aumentarán la producción para aliviar sus déficits (Rusia ya lo está haciendo) y EE UU reanudó en enero sus exportaciones después de 40 años.

Pero no sólo es un problema de oferta. La demanda se está desacelerando al compás de la ralentización global: este año crecerá en 1,2 millones barriles diarios frente a 1,5 millones en 2015, según Goldman Sachs. Que la demanda se desacelera lo evidencia el abaratamiento de muchas materias primas y no sólo del crudo. La caída de sus precios ha seguido una tendencia coincidente con la del PIB chino. El índice Bloomberg Commodity, de materias básicas, está en el nivel más bajo desde 1999.

Se teme que las fuerzas del mercado sigan debilitando la moneda china, sobre todo por la fuga de capitales, y que en tal caso, y para proteger sus reservas de divisas, Pekín renuncie a seguir sosteniendo el yuan. Si esto ocurriera, el desplome del yuan encarecería y mermaría la demanda china de crudo en la medida en que pueda sustituirlo por carbón nacional. El banco Morgan Stanley cree que el barril caería en ese caso a 20 dólares.

La subida de tipos en EE UU y consiguiente apreciación del dólar contribuyen a depreciar las materias primas porque éstas y la divisa estadounidense cotizan con una correlación inversa. Y, sabedores de todo esto, también están actuando los inversores bajistas con posiciones cortas apostando a la caída del crudo. Cuando repuntó fue porque los bajistas cerraron posiciones por temor a quedar atrapados ante un eventual pacto de Arabia Saudí y Rusia para subir precios.

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