"No hay innovación sin riesgo pero para nosotros el riesgo es no innovar", afirmó Xavier Marcet, fundador de la consultora Lead To Change, durante la jornada "Innovación, ¿ruido o negocio?", organizado ayer en Oviedo por la patronal FADE e Izertis con el patrocinio de Liberbank.

Marcet sostuvo que la innovación sirve para vender y para cambiar la cultura corporativa, y que precisa un liderazgo que apoye la innovación porque, en caso contrario, nadie lo hará. "Si no hay líderes innovadores, no habrá innovación. Y afirmó que "la innovación que no genera tensión" en la organización es porque "no tiene impacto". También alertó contra la innovación subvencionada: "Una cosa es que innovemos y que la subvencionada pase por aquí. Pero la innovación que se hace por la subvención acaba haciendo cosas que no le interesan a nadie, cuando la verdadera innovación es la que sirve a la estrategia de la empresa", opinó. "La subvención debe ser un multiplicador y no responder a la finalidad de beneficiar a una empresa sino de corregir los fallos del mercado", argumentó.

A su juicio, la empresa debe aprovechar "el talento interno y el externo" e "inspirarse en los que han hecho otros", y alertó sobre las "jerarquías que lo matan todo".

Marcet diagnosticó que "no sólo Asturias, sino Europa, tienen un problema serio de crecimiento". "Necesitamos más proyectos innovadores y que sean capaces de crecer. El problema es que no se crece".

El fundador Lead To Change avisó contra el cortoplacismo de las empresas que sólo piensan en los resultados inmediatos y no a largo plazo, y aquellas compañías que "sólo piensan en el beneficio de los accionistas", lo que, a su juicio, condujo a la última crisis.

El consultor subrayó que en todas las grandes empresas innovadoras con éxito ha habido siempre "un inmigrante de primera generación"

Norman Suárez, consejero delegado de Cuicu Studios (una pequeña empresa de las tecnologías de la información); Alberto González, director de innovación de Beta Group, y Javier Sesma, director del centro mundial de innovación de Thyssenkrupp en Gijón, explicaron sus experiencias.

"Nosotros estamos exportando talento a otros centro de trabajo de Thyssenkrupp en el mundo y también lo importamos", señaló Sesma. Norman Suárez opinó que las personas dejan de ser creativas a los siete años porque "nos limitan. No quieren que destaquemos. Para innovar hay que tener 'hambre' y no ser acomodaticio". González abogó por la "constancia" y por evitar el "confort" acomodaticio.