A la siderurgia europea se le acumulan los problemas. El precio de la energía lastra su competitividad en los mercados internacionales y la sobreproducción de China está hundiendo los precios del acero. Plantas como las de Arcelor-Mittal en Gijón y Avilés han entrado en pérdidas este año por la competencia del gigante asiático. Pero a estos factores adversos se les puede añadir uno más: los nuevos controles de emisiones de CO2 a la atmósfera para cumplir con los compromisos adquiridos en la cumbre de París.

Cerca de 5.000 trabajadores del sector del acero se manifestaron anteayer por las calles de Bruselas para reclamar a la Comisión Europea que ponga en marcha de manera urgente medidas "antidumping" para frenar la entrada de acero por debajo de los costes de producción y para exigir que China no sea considerada economía de mercado. Tras la manifestación, una delegación de Arcelor-Mittal encabezada por el asturiano José Manuel Arias, jefe de la unidad suroeste de la multinacional, mantuvo varias reuniones con europarlamentarios españoles para explicarles los perjuicios que está provocando el acero chino en las plantas españolas y para alertarles de las consecuencias que tendría un endurecimiento de los controles de emisiones a las atmósfera.

Fuentes de Arcelor señalaron que Arias transmitió "la necesidad de contar con un régimen de comercio de emisiones que sea sostenible, que no imponga costes adicionales a las plantas europeas más eficientes y que permita asegurar un marco en el que la industria europea pueda competir en igualdad de condiciones a escala mundial". Arias, acompañado de los sindicalistas asturianos Alberto Villalta (UGT) y José Manuel Castro (CC OO) habló con los parlamentarios Esteban González Pons, Carlos Iturgáiz, Santiago Fisas y Pablo Zalba (PP), Ramón Jáuregui, Jonás Fernández y Eider Gardiazábal (PSOE), Izaskun Bilbao (PNV) y Tania González (Podemos).