La presencia de mujeres en las cúpulas directivas de las empresas ha mejorado, según algunos indicadores como el número de consejeras (19,8%) que tienen las compañías cotizadas del Ibex 35, pero la paridad con los varones sigue muy lejos y lo está también en los negocios de nueva creación. Ellos coparon tres de cada cuatro puestos de administradores en las sociedades constituidas en Asturias durante 2015, según un informe divulgado con ocasión de la celebración, hoy, del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Los datos han sido recopilados por la consultora Axesor en los registros oficiales y se refieren a las personas que figuran como representantes (administradores, generalmente) de las nuevas sociedades mercantiles constituidas el pasado año. La información no recoge por completo todos los cargos que se pueden considerar directivos, pero supone un indicador sobre la desigualdad de género en las posiciones más altas de la gestión empresarial. Los principales resultados se explican en los siguientes puntos.

España. Las mujeres ocuparon 26.442 de los 98.549 puestos de representación desempeñados por personas físicas en las sociedades creadas en España en 2015. En términos relativos, las mujeres suponen el 26,83% de esos directivos, ligeramente por debajo de la proporción que la misma consultora observó en 2014 (27,5%).

Asturias. Las nuevas sociedades asturianas comunicaron en 2015 que estaban representadas por 1.366 administradores o responsables análogos, de los que 363 (26,6%) son mujeres. La proporción es semejante al promedio nacional. Las regiones donde es más intensa la presencia de mujeres en esos puestos son La Rioja (29,1%), Cataluña (28,5%) y Galicia (28,2%).

Un reciente informe del Pesterson Institute, de EE UU, sostiene que las empresas que tienen más mujeres con responsabilidades de gestión son más rentables. Ayer, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó otro documento que concuerda con esa tesis y destaca que una mayor presencia femenina en la línea directiva de los negocios favorecería el desarrollo económico. "En la medida en que una mayor participación de la mujer en los altos cargos mejora la rentabilidad de la empresa, también podría respaldar la inversión y la productividad general, mitigando así la desaceleración del crecimiento potencial europeo", señala el FMI.