Río Narcea, la compañía minera constituida en 1992 para la explotación de yacimientos de oro, plata y cobre en Asturias (donde estuvo operativa hasta 2006), ha iniciado el proceso de cierre de su mina de níquel y cobre de Aguablanca, en Monesterio (Badajoz), en la que da trabajo a 164 mineros y a un total de 400 personas entre empleo directo e indirecto, procedente tanto en Extremadura como de la cercana localidad sevillana de Real de la Jara, que es la zona de acceso a la mina.

La caída de la cotización de las materias primas, y el agotamiento de lo recursos en superficie, lo que obligaría a incurrir en gastos de profundización para proseguir con la extracción, han sido determinantes para la decisión de la compañía, que, según la Junta de Andalucía, ha sido rentable durante los años de la crisis. La compañía tenía un plan de extracción que finalizaba en 2018. Las autoridades extremeñas y andaluzas tratan de encontrar a otro grupo minero que pudiera tener interés en retomar la explotación. Río Narcea accedió a prorrogar los contratos hasta el 30 de junio.

Constituida para actuar en la zona aurífera asturiana del río Narcea, la compañía, con sede en Canadá, es propiedad desde 2007 (poco antes de su abandono definitivo del territorio asturiano) del grupo de origen sueco Lundin Mining Corporation. Bajo control de Lundin, Río Narcea se desprendió de sus minas de oro de Salas y Belmonte cuando se agotaron las reservas explotables a cielo abierto. Ambos yacimientos fueron adquiridos en 2007 por Kinbauri Gold Corporation, que poco después fue comprada mediante una opa por Orvana Minerals. Este grupo acometió inversiones de profundización y reabrió las minas asturianas. Lundin también vendió el polémico proyecto aurífero de Salave a Dagilev, luego Astur Gold.