El grupo asturiano de ingeniería Duro Felguera no repartirá previsiblemente dividendos a sus accionistas durante todo este año. La compañía ya había anticipado que en la junta general de accionistas del 21 de abril propondrá suprimir el habitual pago complementario con cargo al ejercicio precedente (2015) a causa de las pérdidas cosechadas el año pasado por un importe 68,8 millones netos (103,9 millones brutos). Duro planteó ayer que lo esperable es que tampoco haga otros desembolsos en lo que reste de 2016.

En una comunicación a los mercados, Duro anticipó que los cobros pendientes en sendas obras en Argentina y Australia por un importe conjunto de unos 280 millones de euros al tipo de cambio actual (y que fueron causas fundamentales de los resultados negativos de 2015) determinarán "previsiblemente que se suspenda la retribución del accionista por una prudente política de tesorería" y que se demore el restablecimiento de la remuneración al inversor hasta que se haya recuperado la tesorería positiva.

Duro confirmó que ambas reclamaciones de cobro están ya "sometidas a arbitraje", pero el grupo no prevé "una rápida resolución en el ejercicio de 2016".

Los proyectos sometidos a arbitraje son los sobrecostes acumulados a causa de la alta inflación argentina en la segunda fase (un ciclo combinado) de la central alimentada por gas de Vuelta de Obligado, y el importe de la obra -ya ejecutada y terminada- del proyecto minero de Roy Hill, en Australia, en el que Duro fue subcontratada por el grupo coreano Samsung, sobre el que se ejerce la reclamación.

Hacía doce años (desde 2003) que Duro no incurría en pérdidas. Tras las cosechadas en 2015, la expectativa y previsión de la compañía es haber cerrado ya en beneficios el resultado trimestral de enero a marzo pasados y culminar 2016 en positivo.

"En el año natural de 2016 no esperamos que las condiciones de tesorería aconsejen repartir dividendo", dijeron fuentes de Duro. Esto no descarta que pueda haber en 2017 algún pago con cargo a los resultados de 2016.

La compañía avanzó ayer que prevé formalizar este año contratos por un importe entre 700 y 800 millones de euros, la mitad que en 2015 pero 1,7 veces la de 2014. La contratación menor que en 2015 obedece tanto a la evolución del mercado como a la deliberada estrategia de la compañía de supeditar mucho más a partir de ahora el volumen de negocio a la rentabilidad de los proyectos a los que opte.

La línea de negocio de Energía (la más importante del grupo y que representa el 35% de las ventas) se potenciará, según dijo ayer a la empresa en una comunicación al mercado, con el impulso de la oferta comercial en proyectos de generación con energías renovables, que incluirá fotovoltaicos, termosolares y de biomasa). El grupo ya opera en estos ámbitos pero se había focalizado de forma muy preponderante en plantas de generación térmica.