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Los asturianos que auparon al banquero Mario Conde

La gestión de Conde contó con el rechazo de Argüelles, la disidencia de Masaveu, la tibieza de Cosío y el apoyo de Gómez-Acebo, Figaredo, De la Mora y Abaitua

Mario Conde se incorporó al consejo de Banesto y a una de las tres vicepresidencias el 28 de octubre de 1987 mediante un pacto de todas los clanes dinásticos que controlaban la entidad, incluidas las estirpes asturianas Argüelles Armada, De la Mora Armada, Figaredo Sela, Sela Figaredo, Gómez-Acebo Duque de Estrada y Masaveu, el clan astur-mexicano Cosío Pando y la dinastía afincada y con intereses industriales en Asturias Suñer-Abaitua.

Las presiones del Banco de España para que el consejero delegado por él impuesto en Banesto (José María López de Letona) sucediese a Pablo Garnica Mansi en la presidencia, la fusión planteada por el Banco de Bilbao el 19 de noviembre y la opa hostil lanzada por la entidad vasca once días más tarde precipitaron el rearme de las envejecidas dinastías del Español de Crédito en torno a la figura emergente de Mario Conde, de 39 años, quien, con el 3,8% del banco (compartido con Juan Abelló), se erigió en el mayor accionista y en el catalizador de la estrategia de defensa.

Las familias cerraron filas en torno a Conde (con la única reserva de los Argüelles) y Conde fue proclamado presidente el mismo 30 de noviembre en que el Bilbao formalizó su opa. La toma de posesión fue el 16 de diciembre.

La gestión de Conde fue muy controvertida. El rechazo a sus métodos heterodoxos lo lideró Argüelles, quien denunció "artificios contables", lo que motivó su destitución en 1989. La laminación de los Argüelles -tras tres generaciones en el banco- no tenía precedente. Abelló, Herrera y Garnica se sumaron a la posición de los Argüelles. Cosío optó por la tibieza y se abstuvo. Conde buscó el apoyo del resto de los clanes, caso de Masaveu (a quien elevó al comité ejecutivo), y tuvo el apoyo de Gómez-Acebo, Figaredo, Cosío, Abaitua y De la Mora. Masaveu se distanció a medida que tuvo datos. En 1992 dimitió tras 30 años en el consejo y el grupo vendió sus acciones.

Cuando en diciembre de 1993 fue intervenido el banco, el grueso de las familias afines mantuvo el respaldo pero la mayoría por poco tiempo. Sólo César de la Mora Armada y su primo Vicente Figaredo de la Mora siguieron con Conde después de su condena y paso por prisión. De la Mora Armada es socio de Conde en algunos negocios.

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