España, que cerró el año pasado con un déficit público del 5% del PIB (en realidad, el 5,1%, dado que Bruselas sí contabiliza el coste del rescate bancario), se ha convertido en el segundo país, de los 28 de la UE, con mayor descubierto presupuestario, sólo por detrás de Grecia (7,2%).

España empeora así su posición relativa en el conjunto europeo, dado que un año antes, en 2014, España fue el tercer país con peor saldo presupuestario (5,9%), tras Chipre (-8,9%) y Portugal (-7,2%).

España, que incurrió el año pasado en un incumplimiento de su compromiso de déficit de 0,8 puntos de PIB, situó su descubierto presupuestario 3 puntos de PIB por encima del promedio de los 19 países del euro (2,1%) y 2,7 puntos más alto que la media de los 28 de la UE (2,4%).

La deuda pública española (99,2% del PIB al cierre de 2015) se ha encaramado también un puesto respecto a 2014. España, que en 2014 tenía la séptima mayor deuda pública de la UE en relación a la riqueza nacional, cerró 2015 en el sexto puesto, sólo por detrás de Grecia (176,9%), Italia (132,7), Chipre (108,9), Portugal (129) y Bélgica (106). La deuda soberana española es 7,1 puntos de PIB superior al promedio de la Eurozona y 12,4 mayor que la media de la UE. Al cierre de 2011, cuando comenzó la pasada legislatura, la deuda estatal española aún estaba por debajo de la media europea.

El desfase español no obedece a un exceso de gasto sino a la insuficiente recaudación de impuestos. El gasto público español (43,3% del PIB) volvió a ser en 2015 el 11.º menor de los 28 países de la UE. Pero es el cuarto país que menos tributos ingresa (38,2%).