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Más del 35% de la deuda pública de la eurozona ya está en tasas de interés negativas

Éste es uno de los motivos del afán de fabricación urgente de inflación que persiguen las autoridades monetarias, empeñadas en que las tasas reales sea negativas y se quedan por debajo de la eficacia marginal de capital.

Sin inflación. Tras 637 rebajas de tipos de interés y la inyección del equivalente a 10,96 billones de euros, la inflación no repunta salvo en algunas economías emergentes. Ni tan siquiera allí donde cae el paro como EE UU, tal y como admitió la Fed el 18 de marzo. La teoría que liga empleo e inflación (la curva de Phillips) está en cuestión. Lo estuvo en la crisis de los años 70 con la estanflación (estancamiento y a la vez inflación). Y lo está ahora, en lo que cabría denominar crecideflación: crecimiento, aunque sea débil, con desinflación e incluso inflación negativa

Las causas son diversas, unas coyunturales y otras estructurales: excesivo peso de la deuda acumulada en el mundo y necesidad y urgencia de acometer el proceso de desapalancamiento, envejecimiento de la población, precariedad laboral, menor presión alcista sobre los salarios de la atenuación del paro, recortes del Estado del bienestar para reducir los déficits públicos y que inducen al denominado ahorro por motivo precaución, brecha de riqueza (la desigualdad concentra recursos en las capas más adineradas, que son las que tienen menor propensión marginal al consumo cuando incrementan sus ingresos), robotización y nuevas tecnologías, caída de los precios del crudo y otras materias primas, prácticas de "dumping" para liberar excesos de producción (caso de las ventas de acero, aluminio y otros transformados procedentes de China) y la globalización y competencia internacional.

El mundo sin inflación tiene pocos precedentes. En España se dio en 1921-1922 y 1930-1931. Sin inflación es más difícil enjugar los débitos en un mundo muy endeudado y reducir los déficits fiscales de los países porque el bajo nivel de precios no favorece el aumento nominal del PIB.

Sin intereses. Más del 35% de la deuda pública de la eurozona tiene intereses negativos. En el mundo afecta al equivalente a 7 billones de dólares. Y 26 billones rentan por debajo del 1%. El riesgo y el crédito sin remuneración es una excentricidad que socava fundamentos cruciales de la lógica económica. Aunque es casi seguro que sin esta política monetaria insólita las cosas irían peor, los efectos de su prolongación pueden ser igual de devastadores. La economía "sin" entraña un desafío . Y aunque ya hubo rendimientos negativos de la deuda pública a fines de 2008 en EE UU tras la quiebra de Lehman Brothers y en Alemania en plena crisis soberana y del euro, fue en ambos casos en momentos de pánico (y no en fases de salida de la crisis) y cuando todo parecía desplomarse. Los tipos negativos sitúan a la banca, los sistemas públicos de pensiones (muy amenazados también por la bajada de salarios y cotizaciones) y los planes privados de pensiones en una presión crítica muy elevada.

Sin impuestos. El refugio de dinero en paraísos fiscales (se estima entre 21 y 32 billones de dólares, 26 veces el PIB de España) se acrecentó con las crisis. Esto, junto con el aumento de la economía sumergida y el activismo de las grandes multinacionales que recurren a métodos de "optimización" fiscal muy agresivos para desplazar el afloramiento de beneficios a países con tributaciones laxas (en la UE se dejan de ingresar por ello 70.000 millones anuales, según un estudio del parlamento europeo), constituye una competencia desleal y un desafío para el sostenimiento de las inversiones y los servicios públicos, de los que se nutren y benefician quienes no contribuyen a su sostenimiento.

Sin lecciones. Las anomalías en las que se desenvuelve la economía no estarán exentas de costes. Los factores que contribuyeron a gestar la mayor crisis en lo que va de siglo tuvieron similitudes con los rasgos actuales: tipos de interés bajos, inflación muy moderada, exceso de crédito barato, desigualdad, políticas expansivas de baja fiscalidad, mileurismo salarial, revalorización de activos, exceso de deuda y pérdida del sentido del riesgo. Sin perjuicio de que no se hayan obtenido enseñanzas del pasado reciente, la excepcionalidad actual sólo es entendible como método inaudito de resolución de una situación extraordinaria y de emergencia. No será posible vivir siempre al otro lado del espejo, en un mundo al revés.

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