Procoin, la constructora asturiana que ha pasado a ser dirigida por la familia Herrero tras la separación gradual de los dos socios fundadores, focaliza su plan de desarrollo en su expansión nacional, fundamentalmente en Madrid, Castilla y León y País Vasco. En estos días inaugura sus nuevas instalaciones definitivas en Madrid.

Si hasta 2014 el resto de España (excluida Asturias) aportaba el 16% del negocio, en 2016 ya representa el 55%, centrado en cuatro ejes: el negocio inmobiliario de alta gama, la renovación y construcción de instalaciones industriales, la rehabilitación de viviendas y las instalaciones comerciales. La obra pública no es un mercado abandonado pero ha sido relegado a la espera de que recupere precios.

La compañía pretende desarrollar un modelo fundamentado en el replanteamiento del negocio de la construcción hacia el valor añadido. En sus instalaciones de Silvota (Llanera) se ha dotado de un departamento para instalaciones comerciales, ha creado un taller propio especializado en superficies termoconformadas y que actúa como laboratorio de materiales (lo que le permite el desarrollo de prototipos de muebles y equipamientos) y está potenciado su oficina técnica. "Se trata de ser muy competitivos y apostar por la innovación", dijo Juan Luis Herrero Berenguer, administrador único y representante de la familia que ha pasado a ser mayoritaria en el capital y que se hará con el 100% mientras los Martínez, cofundadores, asumirán en paralelo la totalidad de la hasta ahora filial Proasur.

Procoin, que llegó a reducir su empleo a 50 personas durante la crisis, está ahora en 70 y prevé llegar a 100 antes de fin de año, lo que supondrá duplicar el plantilla desde el punto más bajo durante la recesión. La contratación del grupo se sitúa en 50 millones (se viene duplicando desde 2014) y en 2016 prevé facturar 25 millones, el doble que en 2015. Su filial chilena (al 50% con el Grupo Álvarez del Valle) se está consolidando. Factura 13 millones.