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La economía asturiana crece con vigor, pero la creación de empleo sigue débil

El campo y la construcción lastran la recuperación de la contratación l Los trabajos eventuales y a tiempo parcial, los que más aumentan

La economía asturiana crece con vigor, pero la creación de empleo sigue débil

El producto interior bruto (PIB) de la economía asturiana mantiene un ritmo de crecimiento en torno al 3% interanual, un avance de apariencia vigorosa que estaría prolongado el observado durante 2015, según las estimaciones oficiosas de distintos centros de estudios. Pero como también ocurrió el pasado año, la creación de empleo mantiene un tono débil, notablemente inferior al de una mayoría de comunidades autónomas. Los indicadores de actividad que elabora la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) y el comportamiento de las afiliaciones a la Seguridad Social sugieren que el magro aumento del empleo obedece en una parte significativa a las dificultades que sigue atravesando la construcción y a los problemas del campo.

En los siguientes puntos se sintetiza la información que sobre la coyuntura de la economía asturiana y su mercado laboral han reunido y divulgado Sadei y la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), entre otras instituciones.

El PIB. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (organismo vigilante de la estabilidad de las cuentas públicas) ha estimado que la economía asturiana creció entre enero y marzo de este año a un ritmo trimestral del 0,6% (0,8% en España) e interanual del 3% (3,4% en España). De ser certera esta predicción (no existen datos oficiales de contabilidad regional trimestral), el PIB seguiría cerca de la velocidad de crecimiento de 2015 (3,1%). Los cálculos del Centro de Predicción Económica (Ceprede) están en la misma línea. Hispalink, en cambio, observa una ralentización del PIB (2,7% de crecimiento interanual) que es congruente con el siguiente pronóstico que hace la FADE en su informe de mayo sobre la economía regional: "Para el resto del ejercicio se espera una cierta desaceleración, derivada de la intensificación de los riesgos y la revisión a la baja de las perspectivas nacionales e internacionales, pese a la posible prolongación de factores que vienen impulsando el crecimiento como son el bajo precio del petróleo, la depreciación del euro o las favorables condiciones de financiación".

Las afiliaciones. Los datos sobre las afiliaciones a la Seguridad Social reflejan diferencias nítidas entre los ritmos de aumento del empleo que se registran en Asturias y en el conjunto del país. El número medio de cotizantes en el período enero-abril creció en Asturias el 1,39% interanual, frente a un avance nacional del 2,9%. Persiste por tanto una divergencia que ya se dio en 2015 y que además tiene mayor dimensión en la generación de trabajo que en la cuenta del PIB. ¿Por qué no es más vigorosa la creación de empleo en Asturias con la actividad económica creciendo al 3%, el mayor ritmo desde 2007? Entre otras posibles, caben respuestas que tienen que ver con las dificultades singulares de algunos sectores, con las peculiaridades estructurales de otros y también con la forma en que se están reflejando en la contratación las expectativas de los empresarios.

Los sectores. Los indicadores provisionales de oferta y demanda señalan, como recoge la FADE, que el PIB está creciendo apoyado sobre todo en el dinamismo de los servicios. El índice de ventas en supermercados e hipermercados que elabora Sadei (ver gráfico adjunto) da a entender que el consumo de los hogares ha ganado fuerza, y los datos del turismo (número de viajeros y pernoctaciones en hoteles) reflejan mejoras equiparables a las medias del país y que además son las más destacadas entre las regiones cantábricas, según Hispalink. De modo que el motor del empleo es terciario: las afiliaciones a la Seguridad Social en el sector servicios han crecido hasta abril el 2,6% interanual. Es un dato inferior al nacional (3%) pero aún así notable.

La producción industrial ha perdido empuje por la menor generación eléctrica en las térmicas de carbón, que en 2015 fue extraordinariamente alta, si bien algunas ramas manufactureras mantienen un tono positivo, destaca la FADE, a pesar de que la desaceleración del comercio mundial ha empezado a pasar factura a algunos exportadores. El empleo apenas crece (0,33%), al contrario que en España (2,8%). La diferencia está conectada con un rasgo estructural del sector fabril asturiano que ha sido descrito por el catedrático Joaquín Lorences: las "indivisibilidades" de las ramas productivas dominantes en la región (los bienes intermedios y los bienes de equipo), que hacen que esas industrias incrementen o reduzcan su fuerza laboral menos que otras (las de productos para el consumo final) cuando hay variaciones en la demanda y en la producción.

La apariencia estadística indentifica más problemas en el campo y en la construcción. Pese a que se observa un cierto repunte en la actividad ganadera (más sacrificios de ganado y mayores entregas de las explotaciones lácteas), el precio medio de la leche ha vuelto a bajar, y el número de cotizantes a la Seguridad Social registra una caída del 3,7% (500 empleos menos), frente a un aumento nacional del 1,76% en las actividades agrarias. La construcción tampoco detiene su deterioro. La licitación de obra pública está bajo mínimos (-89,4% interanual en el período enero-febrero) y la edificación de viviendas, muy intensiva en mano de obra, repunta, pero desde niveles tan bajos que la actividad sigue siendo mínima, condicionada además por el hecho de que la mejora de la venta de viviendas está concentrada en el mercado de las usadas. Traducido en el empleo supone que el sector sigue en números rojos (las afiliaciones caen este año el 0,32%), al contrario que en el conjunto de España, donde los cotizantes de la construcción aumentan el 2,47%.

La contratación. Las cuentas oficiales de la Seguridad Social referidas al mes de abril recogen además otros rasgos llamativos del mercado de trabajo asturiano: Asturias está entre las regiones donde más aumenta el número de asalariados con contratos eventuales de jornada reducida (6%, frente a una media del 3,9%) y es la segunda donde menos suben los trabajadores con contrato fijo (0,77%, frente a una media del 2,37%). Son indicadores de precarización laboral y también de que confianza de los empresarios y sus expectativas sobre la marcha de la economía pueden ser menos sólidas que en otros territorios.

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