Arcelor-Mittal quiere trasladar a Asturias a todo el excedente de plantilla de la planta guipuzcoana de Zumárraga, cuya actividad siderúrgica será clausurada. Así lo transmitió la dirección de la multinacional al comité de empresa guipuzcoano en una reunión para analizar la situación de la planta. En un principio, la compañía había ofrecido a los sindicatos recolocar en el País Vasco a 50 de los 333 empleados afectados, pero ya no será así y todos tendrán como destino Asturias. La empresa aseguró que en los dos meses que van ya de negociaciones las condiciones del mercado han ido variando y la situación de los talleres vascos ha empeorando, por lo que "sólo las instalaciones asturianas tienen capacidad para absorber el volumen de trabajadores".

El medio centenar de empleados cuyo destino laboral acaba de dar un completo giro está formado por mandos intermedios. En su mayoría técnicos, además de personal administrativo. En Zumárraga sólo quedarían ocho trabajadores, de los 341 que hay ahora mismo en plantilla, para atender el almacén de chatarra. El resto, según la propuesta que acaba de poner sobre la mesa la compañía, tiene dos opciones: o se vienen a trabajar a Asturias o aceptan una baja incentivada, es decir, salir de la empresa con una indemnización que se está negociando. Lo que no está decidido es cuántos podrían ir a Gijón y cuántos pondrían rumbo a Avilés. La multinacional ha incrementado su oferta económica para quienes quieran tomar el camino de las bajas incentivadas, aunque los sindicatos juzgan que la cantidad es aún insuficiente, pese a que no quisieron desvelar a cuánto asciende. El presidente del comité de empresa de Zumárraga, Leo Bote, aseguró que "es una cifra que está aún muy alejada de lo que nosotros estamos pidiendo". La primera oferta había sido de 28.000 euros.

La plantilla de Zumárraga espera que la compañía recapacite y acepte su propuesta de promover prejubilaciones en sus plantas vascas. Esto abriría la puerta a que el número de traslados a Asturias pudiera reducirse. El alcalde de Zumárraga, Mikel Serrano, pidió a la empresa que "deje de jugar con los empleados y sus familias" y actúe con "seriedad" a la hora de negociar el futuro de la plantilla de esta fábrica vasca.