El último cartucho para no quedar sin suministro

¿En qué consiste la interrumpibilidad?

Ante la falta de capacidad para cubrir la demanda eléctrica por un incidente, una pérdida súbita de generación o una punta extraordinaria de consumo, el operador del sistema puede ordenar a determinados grandes consumidores de energía (la gran industria) que reduzcan su consumo para mantener el equilibrio entre generación y demanda para que así al resto de consumidores no les falte electricidad. A cambio de facilitar esa flexibilidad, las empresas reciben dinero.

¿Se utiliza mucho ese recurso?

El director general de Operación de REE, Miguel Duvison, reconoció el pasado mes de abril que en la última década no se había utilizado ni una sola vez el servicio de interrumpibilidad en España. No obstante, defendió su mantenimiento y lo comparó con un seguro contra incendios por el que se paga aunque no haya fuego.

¿Y cuanto costó en la última década?

Más de 500 millones de euros al año, es decir, más de 5.000 millones que han ido a parar a la gran industria. En el caso de Asturias esas empresas son Arcelor-Mittal, Alcoa y Asturiana de Zinc, que en la última década sólo obtuvieron beneficios de esta medida, pero ayer tuvieron que desconectarse de la red y parar su producción para evitar el apagón en el centro de Asturias.

¿Y quién selecciona a las empresas?

REE es el encargado de asignar el servicio bajo la supervisión de la Comisión Nacional de los Mercados y Competencia (CNMC). Emplea un sistema de subastas con pujas presenciales similar al de las lonjas de pescado o al de flores holandesas. Se subastan dos paquetes de potencia interrumpible -uno con reducciones de consumo de 5 MW y otro de 90 MW- mediante un sistema informatizado de subastas de precio descendente. Todas las industrias intensivas en consuno eléctrico pueden participar en la subasta. El dinero obtenido ayuda a reducir la tarifa eléctrica, más alta que otros países europeos.