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El impacto de la nuevas tendencias del sector financiero

El banco digital, calvario del jubilado

Las asociaciones asturianas de mayores critican que el giro de las entidades hacia un negocio cada vez más telemático las discrimina y denuncian el cierre de oficinas rurales

El banco digital, calvario del jubilado

El sector bancario español camina con paso firme hacia una digitalización casi total de sus servicios, a un ritmo tan rápido que a la población mayor le cueta mucho seguir. Las asociaciones de pensionistas y jubilados de la región critican que este movimiento de la banca les discrimina, les desplaza del sistema y les pone obstáculos en su vida diaria. La política del sector de abandonar las zonas rurales y concentrar su negocio en las grandes ciudades también disgusta. Obligará a muchos a tener que desplazarse cada vez que quieran realizar una gestión y al llegar a las nuevas modernas oficinas se encontraran con que casi no habrá empleados y que la mayoría de la atención la harán las máquinas. "Es una dificultad añadida, que ya nos está empezando a afectar mucho", critica la presidenta de la Federación de Asociaciones de Mayores del Principado (Fampa), Dolores San Martín.

La banca se digitaliza a pasos agigantados, pero no es el único sector. "Ahora todo es telemático, hasta para comprar una hamburguesa hay que hacerlo por internet", protesta San Martín. Remarca que lo que comienza a ocurrir ahora puertas adentro de las oficinas financieras ya pasó en el sector ferroviario hace unos años. "Para muchas personas mayores, por ejemplo, es difícil sacar un billete en una de esas máquinas que hay en las estaciones, y ya casi no hay taquillas ni personal al que dirigirse", expone Dolores San Martín.

Pero las asociaciones del sector advierten de que en la banca el cambio puede ser traumático, ya que es un negocio que se basa mucho en las relaciones personales y de confianza, especialmente en las zonas rurales, donde la presencia de oficinas es cada vez más escasa. "Hay un cabreo generalizado ante estas decisiones y un rechazo absoluto", asegura Manuel Francisco Menéndez, secretario general de la Unión de Pensionistas y Jubilados de UGT en Asturias. Y advierte al sector financiero que irse de los pueblos puede acarrearles también recortar su nómina de clientes. "Lo normal es que si en Tuilla, por poner un ejemplo, hay dos oficinas de dos bancos diferentes y una de ellas cierra, los vecinos se van a hacer clientes de la otra", alerta. Que las dos desaparezcan puede provocar un problema mucho mayor, como advierten que ya está ocurriendo en muchas zonas. "Será un trastorno para muchas personas", destaca.

"La gente mayor no está capacitada para moverse en estas nuevas oficinas", opina Menéndez, sobre unos espacios donde abundan las máquinas y los cajeros automáticos y a menudo escasea el personal. El sindicalista pone el acento en que Asturias es una de las comunidades con una mayor tasa de envejecimiento, con lo que la factura puede ser más importante. Dolores San Martín critica que el proceso se está realizando de golpe, sin dejar que la gente se adapte. "Quizás dentro de diez o quince años las personas mayores ya estén aclimatadas a estos sistemas telemáticos, pero ahora no", sostiene la presidenta de Fampa.

Ya hay personas mayores que tienen problemas con algunas de las nuevas restricciones del sector, como la limitación que obliga a utilizar el cajero automático si se trata de cantidades inferiores a l600 euros. También se critican dificultades para el pago de recibos, ya que los horarios suelen estar restringidos, sostienen Francisco de Asís García, secretario general de la Federación de Pensionistas de CC OO. Se acabarán, explica también, las colas durante los primeros días del mes para cobrar la pensión. "Cada día la gente mayor tiene más problemas para interactuar con la banca, porque ya no les están dando el servicio que les dieron durante toda la vida", critica.

La Unión de Consumidores ve en este giro hacia la digitalización de las oficinas una discriminación para muchos usuarios. "Es un problema muy serio y muchas medidas suponen sufrimiento para la población mayor", sostiene su presidente Dacio Alonso. También insiste en que la digitalización de los servicios acarrea una merma en la calidad de los mismos. "Estamos hablando de datos sensibles y hay gente mayor que desconfía y que prefiere verle la cara a quien realiza la gestión en el banco antes de hacerla desde una máquina", apunta Alonso.

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