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PABLO MARTÍN RODRÍGUEZ | Presidente de la tecnológica asturiana Izertis

"Las únicas carreras sin paro son las ingenierías, pero no tienen alumnos"

"Hemos crecido comprando otras empresas; buscamos perfiles que nos ayudaran a implantarnos en territorios diferentes, sin solapamientos"

Pablo Martín, en la sede de Izertis en Gijón. JUAN PLAZA

El grupo tecnológico asturiano Izertis ha hecho de la crisis una oportunidad para crecer. Y lo ha hecho pescando en la tormenta económica a base de comprar otras empresas tecnológicas, principalmente en el País Vasco y el Levante, para conseguir expandirse dentro del territorio nacional. Solo en los últimos cuatro años ha adquirido seis empresas. Su presidente, Pablo Martín, asegura que la ambición del grupo, dedicado al desarrollo de software, a actividades de consultoría y al impulso de proyectos de innovación, es muy alta y espera duplicar su facturación en los próximos cuatro años, seguir comprando empresas y ganar protagonismo en países con un alto potencial, como Estados Unidos.

-¿No le tienen miedo a la crisis?

-En estos años de crisis hemos crecido bastante. En el 2010 éramos unas ochenta personas y facturábamos cinco millones y ahora estamos en veinte millones y 350 trabajadores. Aunque la crisis nos ha afectado hemos sabido aprovechar las oportunidades.

-¿A base de adquirir otras empresas?

-Hubo dos etapas distintas. La primera, entre 2007 y 2010, fue de reflexión interna. Intentamos reestructurar nuestros procesos y desprendernos de actividades con menos valor añadido. Pusimos orden dentro de la casa. A partir de 2010, comenzamos a crecer de forma orgánica abriendo nuestra primera sede fuera de Asturias, en el País Vasco, y hasta el 2012 no hicimos nuestra primera compra. Hemos crecido comprando otras empresas, buscando perfiles que nos ayudaran a implantarnos en otros territorios.

-¿Cómo fue la digestión de estas compañías?

-La integración de empresas siempre es un proceso con cierta dificultad y a veces un poco traumático. Pero en nuestros casos no ha habido grandes redundancias ni solapamientos, por lo que no han sido ajustes drásticos. Buscamos empresas con las que culturalmente nos podamos entender para que las piezas encajen.

-También han entrado en Latinoamérica.

-Estamos en tres países, México, Colombia y Perú. El crecimiento del mercado mexicano nos ha sorprendido y hemos tenido que centrar nuestros esfuerzos en ese país, que representa ya el 25% de nuestra facturación. Es con mucho nuestra delegación más importante después de Asturias. Es un mercado con un potencial de crecimiento tremendo y nos está permitiendo conseguir nuestros primeros clientes en Estados Unidos. Ya pensamos en abrir una oficina en Houston. Tenemos un fuerte plan de crecimiento, que pasa por incrementar nuestra facturación desde los 20 millones de este año a 50 en 2020 mediante dos vías: por un crecimiento orgánico, captando nuevos clientes, y adquiriendo otras compañías.

-¿Ve la salida de la crisis?

-Si, hay mejoría, pero con nubes. El 2015 fue un año de clara mejora en cuanto a la contratación y las previsiones de las empresas eran mucho mejores, pero la situación ha cambiado un poco en los últimos meses por culpa de dos escenarios. Uno, local, por las elecciones españolas, la falta de Gobierno y las expectativas de que se pudiera producir un cambio drástico en la política económica. Esto paralizó por completo muchas inversiones. Muchas empresas han adelantado planes de ajustes o han parado contrataciones ante las expectativas de que pudiera haber una contrarreforma laboral. La economía lo que quiere es conocer las normas del juego, no se pueden hacer planes si no sabes a qué te vas a enfrentar en el futuro. El "Brexit" británico es el otro factor, que a medio plazo puede tener un fuerte impacto.

-¿En qué medida?

-Aunque Asturias no es una región con mucho negocio en Reino Unido, España sí lo tiene y el resto de Europa también. Hay también más escenarios de cisnes negros, como puede ser que en noviembre alguien tan especial como Donald Trump gane las elecciones en Estados Unidos.

-¿Teme a que afecte al negocio de Izertis allí?

-Desde luego. En México hay una gran preocupación y los analistas creen que un gobierno de Trump desestabilizaría las finanzas mundiales. No tenemos medidas de contingencia ante esto, ni posibilidades de tenerlas.

-¿Asturias va por el buen camino?

-Está mejor que en el pasado y con ganas de recuperarse, pero no con el suficiente dinamismo. Seguimos hablando de lo mismo de siempre: las políticas industriales están basadas en la vieja economía. El sector TIC asturiano aporta más empleos que la minería, por ejemplo, pero cuando se hablan de políticas industriales, de apoyos y de dotaciones económicas estamos orientándolas a industrias que están en declive. Usar los recursos escasos para apoyar lo que no tiene solución no parece la mejor alternativa. La industria que tiene cabida en Asturias es la del conocimiento, en todos sus sentidos, incluyendo las ingenierías, biotecnológicas... En el sector industrial hay que orientar la fabricación a hacer productos de alto valor añadido, y no para hacer piezas de fundición baratas para competir con China.

-¿A su sector también le cuesta encontrar personal?

-Si. Pero no es un problema de nuestro sector, ni de Asturias; es general y de Europa. Las únicas carreras en las que el paro es nulo son las ingenierías, pero, sin embargo, no hay alumnos. Sin embargo, magisterio, pedagogía o derecho están colapsadas.

-¿Es un problema de orientación?

-Sí. No se habla con los alumnos para orientarles en su formación. También hay un problema de esfuerzo, porque las ingenerías son de las carreras más duras. Europa va a tener que abrir sus fronteras a la inmigración de ingenieros. Nosotros estamos intentando traer ya a gente de Latinoamérica.

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